SALVADOR SOSTRES
Lo de Zapatero no ha sido una remodelación, sino una dimisión en toda regla. Con la crisis de gobierno que planteó ayer renunció a su singularidad y a su estilo, a su apuesta -tan absurda- por aquello de las chicas. Ha entregado Trabajo a los sindicatos, nombrando ministro de la cosa a La Pasionaria, y en lo político se ha difuminado hasta fundirse en Rubalcaba, como ya hizo Felipe cuando sus últimos días se acercaban. Muere el zapaterismo sepultado por él mismo. Descanse en paz, amén, «i oblidarem la tieta» [y olvidaremos a la tía].
'Trini' no es ninguna maravilla, pero está sexy con su chupa de cuero, y si no habla demasiado como mínimo daremos buena imagen y no la vergüenza que hasta ahora hemos pasado con la judeofobia y el antiamericanismo de Moratinos, tan amigo de los Castro. Con la marcha de María Teresa, el Gobierno pierde la poca materia gris que tenía, y queda ahora como las gallinas que siguen corriendo después de que les hayan cortado la cabeza. Lo de Pajín en Sanidad es histórico. A Don Antonio Burgos le ha caído la de Dios por escribir que tiene cara de actriz porno, y no han sido pocas las que han prácticamente exigido su ejecución pública. En cambio, nadie ha puesto el grito en el cielo porque hayan nombrado ministra de Sanidad -por pura cuota femenina- a una mediocre insustancial que, además, no tiene ninguna trayectoria en la materia. Este feminismo que en todo se equivoca y que nunca se cansa de hacer el ridículo.
La extinción del Ministerio de Igualdad es una gran noticia. No somos iguales y el machismo es un mito de tanta mujer insatisfecha que no sabe a quién echarle la culpa. El feminismo no ha resuelto ningún problema y las mujeres que valen triunfan como empresarias o en aquello en lo que trabajen. Las que no llegan a más se meten a sindicalistas, a feministas orgánicas, leen los bodrios de Lidia Falcón y hablan todo el día de lo malos que somos los hombres por no hablar de sus propios fracasos. La violencia machista no existe porque la violencia no tiene categorías. Ni los hombres somos asesinos en potencia ni las mujeres son, por definición, víctimas. Si un hombre mata a una mujer, hay que detenerle y meterle en la cárcel, como a cualquier asesino. Y el resto es obsesión antifálica que no conduce a nada. Desaparece Igualdad: alabado sea Cristo.
Y recién llegado del país de las tinieblas vuelve Rubalcaba como cuando agonizaba Felipe, con su cara de malo que siempre sonríe. Vuelve con todo el poder y con todas las claves sucesorias. Rubalcaba y su trayectoria sombría, su mala leche sin límite y la invención del prebélico «¿quién ha sido?» en su currículo. El más eficaz basurero que ha dado la política española, el más peligroso y cínico. «Amami, Alfredo». Suerte que no nos conocimos en Sicilia.
Zapatero se ha rendido, ha claudicado, se ha ido. Ha devuelto las llaves al banco como los que no pueden pagar la hipoteca; ha renunciado a él mismo. Si Rubalcaba recuperara a Rafael Vera de secretario de Estado, la estampa sería perfecta: después de tanto tiempo y como si nada hubiera sido, una de croquetas a la cal viva. Zapatero se ha entregado, manos arriba, agotado, y se lo ha dejado a Alfredo, como Felipe justo antes de que Aznar ganara.
'Trini' no es ninguna maravilla, pero está sexy con su chupa de cuero, y si no habla demasiado como mínimo daremos buena imagen y no la vergüenza que hasta ahora hemos pasado con la judeofobia y el antiamericanismo de Moratinos, tan amigo de los Castro. Con la marcha de María Teresa, el Gobierno pierde la poca materia gris que tenía, y queda ahora como las gallinas que siguen corriendo después de que les hayan cortado la cabeza. Lo de Pajín en Sanidad es histórico. A Don Antonio Burgos le ha caído la de Dios por escribir que tiene cara de actriz porno, y no han sido pocas las que han prácticamente exigido su ejecución pública. En cambio, nadie ha puesto el grito en el cielo porque hayan nombrado ministra de Sanidad -por pura cuota femenina- a una mediocre insustancial que, además, no tiene ninguna trayectoria en la materia. Este feminismo que en todo se equivoca y que nunca se cansa de hacer el ridículo.
La extinción del Ministerio de Igualdad es una gran noticia. No somos iguales y el machismo es un mito de tanta mujer insatisfecha que no sabe a quién echarle la culpa. El feminismo no ha resuelto ningún problema y las mujeres que valen triunfan como empresarias o en aquello en lo que trabajen. Las que no llegan a más se meten a sindicalistas, a feministas orgánicas, leen los bodrios de Lidia Falcón y hablan todo el día de lo malos que somos los hombres por no hablar de sus propios fracasos. La violencia machista no existe porque la violencia no tiene categorías. Ni los hombres somos asesinos en potencia ni las mujeres son, por definición, víctimas. Si un hombre mata a una mujer, hay que detenerle y meterle en la cárcel, como a cualquier asesino. Y el resto es obsesión antifálica que no conduce a nada. Desaparece Igualdad: alabado sea Cristo.
Y recién llegado del país de las tinieblas vuelve Rubalcaba como cuando agonizaba Felipe, con su cara de malo que siempre sonríe. Vuelve con todo el poder y con todas las claves sucesorias. Rubalcaba y su trayectoria sombría, su mala leche sin límite y la invención del prebélico «¿quién ha sido?» en su currículo. El más eficaz basurero que ha dado la política española, el más peligroso y cínico. «Amami, Alfredo». Suerte que no nos conocimos en Sicilia.
Zapatero se ha rendido, ha claudicado, se ha ido. Ha devuelto las llaves al banco como los que no pueden pagar la hipoteca; ha renunciado a él mismo. Si Rubalcaba recuperara a Rafael Vera de secretario de Estado, la estampa sería perfecta: después de tanto tiempo y como si nada hubiera sido, una de croquetas a la cal viva. Zapatero se ha entregado, manos arriba, agotado, y se lo ha dejado a Alfredo, como Felipe justo antes de que Aznar ganara.
1 comentario:
Es un gobierno para destrozar al PP. NO hay nadie serioen Economía.
Ahora me doy cuenta de que nos van a echar fuera del euro. Seguro.
Publicar un comentario