EpC: Adoctrinamiento partidista y antisocial en la asignatura "Educación para la ciudadanía"
CARLOS CUESTA / Madrid
Si quieres un 10 en clase, ataca al empresario

«D. Ramón» era un empresario que intoxicó desde los ríos hasta la atmósfera y «no le causaba la menor preocupación» (Editorial Oxford Educación); «la dependencia de los obreros frente a los capitalistas debilitaría sus posibilidades de realización profesional y personal, promoviendo su alienación y embrutecimiento» (Editorial Almadraba); e «...incluso en las democracias actuales, es decir, en las sociedades tolerantes y pluralistas, existen numerosas instituciones y organismos que, en lugar de favorecer la autonomía y la libertad, hacen lo posible por manipular y controlar la voluntad de las personas(...). En efecto, en la actualidad, ciertas organizaciones poderosas (empresas multinacionales, grandes bancos, determinadas sectas y religiones, magnates de la industria cultural, etc.) utilizan la enorme influencia de los massmedia para difundir valores, ideas y costumbres que favorecen sus intereses» (Editorial McGraw-Hill).

El informe elaborado por esta asociación empresarial ha recogido muestras de un buen número de textos de amplia difusión en los colegios españoles. Textos de editoriales como SM, Oxford, Almadraba, McGraw-Hill o Anaya, donde aparecen entremezcladas descalificaciones al capitalismo -al que se viste como fuente de opresión al obrero-, al neoliberalismo -del que se afirma que «perjudica a todos los trabajadores, pero sobre todo a las mujeres trabajadoras» (McGraw-Hill) a las nucleares -con advertencias respecto a su peligrosidad-, y, por supuesto, a los empresarios, de los que señala, por ejemplo, que si de ellos dependiesen los servicios públicos «probablemente, un gran número de ciudadanos nos veríamos privados de determinados bienes comunes».
Los empresarios no dudan en señalar que «lo que hacen y siguen haciendo, por acción o por omisión, todos esos colegios y autoridades» no es sino «consentir que se envenene el pozo del que beben a diario miles y miles de niños, es decir, los libros de texto». El colectivo peor parado «es el empresarial, porque todo empresario es malo por su propia naturaleza y, por consiguiente, el gremio completo mucho más», señalan. Por el contrario, algunos de esos textos retratan un colectivo adornado por un altruismo absoluto, los sindicatos, que luchan por el bien de los trabajadores. Y llega hasta tal punto esta afirmación que no faltan textos que plantean abiertamente la solución: «(…) para evitar esa situación se necesita que los obreros adquieran conciencia de clase y se organicen revolucionariamente, es decir, que comprendan que sólo recuperarán su dignidad como hombres y trabajadores cuando acaben con el capitalismo como estructura social opresora…» (Editorial Almadraba).
Los empresarios no dudan en señalar que el objetivo final de estos textos no es sino forzar la orientación ideológica de los niños, el adoctrinamiento, algo que, de hecho, acaba de confirmar el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en contra de un texto de McGraw-Hill, precisamente por considerarlo «adoctrinador», elaborado desde la «cosmovisión de la izquierda» y vinculado al «feminismo radical».
Vía epesimo
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