DAVID TORRES
DE ENTRADA, no se entiende muy bien qué pintaba la Federación Balear de Asociaciones de Gays, Lesbianas, Transexuales y Bisexuales gestionando un piso de acogida de mujeres maltratadas. Qué hacía esta gente administrando nada menos que cien mil euros de las arcas públicas. Pero es que en esta historia no se entiende nada, ni muy bien ni muy mal.
Las mujeres maltratadas se quejan de que fueron a caer de la sartén al fuego, es decir, que el gestor de la casa de acogida, secretario de la dicha Federación, las dedicaba diariamente insultos e improperios que casi les hacían echar de menos a los bestias que ejercían de maridos. Aparte de tratarlas a patadas, también, por lo visto, las mataba de hambre y de sed, guardando los alimentos bajo llave. En su descargo, fuentes de la Federación afirman que todo son invenciones de las mujeres, quienes además eran unas derrochadoras de tomo y lomo que dejaban la cocina tiritando. Para colmo, ahora cuatro trabajadoras han anunciado su intención de emprender acciones legales contra la Federación por trato vejatorio y falta de pago.
La defensa de la Federación se basa en los mismos argumentos que, en su día, manejaron los maridos. A saber, que esas mujeres son mentirosas y manipuladoras, que utilizaron su careta de esposas desprotegidas para aprovecharse de una ley que siempre las verá como víctimas propiciatorias. Resulta curiosa esa inesperada armonía entre machismo recalcitrante y homosexualidad militante. Aparentemente, a falta todavía de pruebas y de un juicio justo, al honrado espectador no le queda más que elegir entre dos colectivos tradicionalmente machacados y de sus prejuicios respecto a ambos.
Ahora bien, también cabría preguntarse cuál sería nuestra opinión si en lugar de la Federación de Gays, Lesbianas, etc., la casa de acogida hubiera estado administrada, digamos, por el Club de Amantes del Centollo Poco Hecho o por la Sociedad de Amigos de la Petanca. Sí, suena un poco a chufla, pero quien se pregunte qué tendrá que ver el centollo o la petanca con la situación de una mujer maltratada inmediatamente se responderá que más o menos lo mismo que la Federación Balear de Gays, Lesbianas, etc.
De hacer caso a la versión de estos últimos, habrá que colegir que, como aseguran muchos de los verracos que hoy cumplen prisión por haber exterminado a su señora, la culpa siempre es de ellas. Que hay algo en la psicología de las mujeres maltratadas o en las entrañas de la misma condición femenina que incita al abuso, al bofetón, al daño. Una excelente noticia para todas esas esposas que, aun con el ojo morado, jamás se atreverán a descolgar un teléfono para poner una denuncia.
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