¿ES POSIBLE calificarse de nacionalista sin ser independentista? ¿Es válido considerar el pensamiento regionalista sin que tenga que llevar el marchamo de nacionalista? ¿Puedo definirme como regionalista a secas? Ejercicios de léxico no por favor, lo único que pretenden son cuotas de poder.
El problema que puede tener en estos momentos José Ramón Bauza, presidente del Partido Popular, es que le falten cargos para todas las cabezas si quiere renovar el partido. Situación harto complicada ya que en lógica matemática es imposible contentar a 20, cuando los sillones disponibles son 10. Hay que decidir y esta actuación es la que caracteriza a un líder, de ahí que sea de obligado cumplimiento tener identificadas todas las trampas.
La que va a encontrarse periódicamente en su camino es la del lenguaje. Con marcada intencionalidad algunos medios cada vez que mencionan al señor Bauzá añaden como latiguillo: «y su deriva españolista», lo que exige recordar que ante la duda y aunque lo parezca no nos encontramos en Guinea Conakry. Si hace caso a las voces que subliminalmente alientan el separatismo su electorado no sólo se encontrará huérfano, sino también traicionado. Es admitido que llegado el momento de que los espacios de la derecha y la izquierda estaban cubiertos surgieron los nacionalismos-regionalistas (ser nacionalista y de izquierdas es la pura contradicción), y como la opción atesora una acusada artificialidad no tuvieron más remedio que caer en la dinámica de Unió Mallorquina (UM): votos por empleos, acaparamiento de cargos con disponibilidad de fondos y estructuración de intereses.
En una época de penurias como la actual este tipo de manifestaciones nacionalistas, regionalistas y todos los istas que gusten, no cuelan. «Facts», hechos, nos diría Winston Churchill. El cambio del que estamos siendo testigos es que a la Administración se le exige la misma racionalidad que contempla el mundo empresarial, por lo que escudarse en lo nostro (es obvio que todos amamos el lugar donde nacemos o vivimos) para justificar la ineptitud ya no vende y si no que le pregunten al PSOE y a sus compañeros de viaje en Cataluña y Baleares hacia dónde se dirige la intención de voto.
Quienes no resisten el embate del tiempo en vez de situarse allá donde la sabiduría exige, suelen radicalizarse. Remachar el clavo del amor a la tierra es sublimar lo obvio dejando de lado las cuestiones esenciales; la educación abierta sin imposiciones, la creación de puestos de trabajo y la honrada y eficaz administración de nuestros impuestos, en suma la salvaguarda de la dignidad del individuo.
Al poner el acento en los nacionalismos o regionalismos, partidos como Los que aman a las madres o Los adoradores de la mosca tse tse tendrían cabida en el arco electoral, siendo fácil augurar que si este último llegará al millón de votantes, el señor Rodríguez Zapatero al objeto de justificar un pacto y formar gobierno, nos intentaría persuadir de que la mosca tse tse desde siempre ha sobrevolado los campos de España eliminando las bacterias más dañinas.
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