Viernes 5 de noviembre de 2010 14:45h 
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Barcelona y Santiago albergaron ayer sendas protestas de la ultraizquierda contra la visita de Benedicto XVI, en las que se usaron lemas como “vamos a quemar la Conferencia Episcopal por machista y patriarcal” y “la única Iglesia que ilumina es la que arde”. En Santiago parte de los ultras se enfrentó con la Policía. 18 Es muy preocupante que en pleno siglo XXI aún haya fanáticos que aspiran a matar a quienes no opinan como ellos. En una democracia no puede tolerarse que ciertos energúmenos impongan sus ideas por la vía del terror, en este caso proponiendo quemar al discrepante. Es especialmente grave que ciertos medios y partidos políticos de izquierda se hayan dedicado a jalear a esos ultras. Por cierto: los cristianofóbicos en Barcelona y con 74 organizaciones apenas reunieron a 3.000 personas, y en Santiago a unas 200 según la Policía Nacional. Unas cifras ridículas si las comparamos con las estimaciones de público para los actos religiosos que presidirá el Papa: 200.000 en Santiago (es decir, más del doble que la población de esa ciudad, y mil veces el número de manifestantes reunidos por la ultraizquierda ayer) y 400.000 en Barcelona. Es lógico que la ultraizquierda más antidemocrática y liberticida esté cabreada ante el estrepitoso fracaso de sus protestas, pero eso no les exime de respetar los principios democráticos y las normas de convivencia más elementales.
Vía Elentir
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