sábado, 31 de julio de 2010

Las 81 prohibiciones


Lo mismo que el cordobés Osio ha pasado a la Historia por su lucha contra el paganismo durante el imperio de Constantino, José Montilla pasará a la Historia como el cordobés que permitió la prohibición de los toros en Cataluña.

Osio fue obispo de Córdoba y cerebro del Concilio de Elvira, que tuvo lugar en torno al 310. Era entonces el español más poderoso por su privilegiada relación con Constantino, del que era consejero y hombre de confianza.

Bajo el impulso de Osio, el Concilio de Elvira aprobó los 81 canones, en los que se condenaban las prácticas heréticas y se definía el modelo de vida del buen cristiano.

El culto y poliglota Montilla seguramente se ha inspirado en su paisano Osio en ese fervor intervencionista y prohibicionista que tanto le gusta al Gobierno tripartito.

Si la obsesión de Osio era apartar a los cristianos del paganismo, la de Montilla ha sido separar a los catalanes de los españoles, a los que percibe como portadores de la barbarie. El ilustre prohombre de Iznajar también ha dictado 81 leyes para erradicar ese paganismo que supone ser español en Cataluña.

Entre los 81 cánones aprobados en Elvira, uno de ellos excomulgaba a los aurigas y a los actores que entretenían a las gentes en el circo. He aquí la literalidad del canon 38: «Prohibendum ne qua fidelis vel catechumena aut comicos aut vivos scenicus habeat».

Osio también impulsó la prohibición de los matrimonios entre cristianos y paganos, una idea que debe resultar muy seductora al nacionalismo catalán.

Sería curioso saber quién ha prohibido más: si el obispo cordobés o el edecán de Iznájar. Pero de lo que no hay duda es que ambos comparten el mismo espíritu inquisitorial y la misma inquietud por definir quiénes son los buenos y quiénes son los malos.

Osio sería perfecto para presidir el Gobierno tripartito y Montilla hubiera brillado por el celo de su conversión a la fe nacionalista en el Concilio de Elvira.

La influencia de Osio llegó a ser tan grande que Constantino le designó para presidir el concilio de Nicea contra el arrianismo, cuyos seguidores debilitaban el poder imperial. Osio fue el encargado de unificar la doctrina cristiana, estableciendo un catálogo de los libros que se apartaban de la fe. Eso es lo que hace Montilla todos los días: definir las esencias del buen catalán y apartarle de las malas tentaciones como los toros.

Osio y Montilla han sido los cordobeses más importantes de la Historia porque ambos triunfaron lejos de su tierra. Osio, venerado por el rito ortodoxo como santo, dedicó su vida a expandir la fe cristiana. Montilla, que pronto pasará al santoral de Montserrat, ha consagrado su existencia al nacionalismo catalán, que es otra fe tan fuerte como la religiosa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jajajajaja, muy agudo.