Línea Editorial - 24/07/10
La Venezuela de Hugo Chávez ha roto esta semana relaciones diplomáticas con Colombia. Bogotá ha denunciado de nuevo que los guerrilleros de las FARC encuentran asilo y protección en suelo venezolano. El caso nos concierne especialmente, porque según los servicios de inteligencia colombianos, esos campamentos han sido visitados por los terroristas de ETA. Es una información que coincide con la investigación que se sustancia en la Audiencia Nacional, investigación que apunta a la protección y colaboración de Chávez con los etarras. El presidente Uribe puso en marcha en Colombia una política decidida y eficaz contra los terroristas de las FARC que habían llegado a controlar una parte importante del territorio del país. Su apuesta, no exenta de límites y errores, ha tenido la claridad de señalar que con el terrorismo no se puede pactar y que sí se puede derrotar.
Venezuela representa en este momento justo lo contrario en Latinoamérica. Chávez conserva el poder gracias a un uso creciente de la violencia social. Su régimen depende, en gran medida, de haber creado un sistema de terror amparado por el Estado. La inseguridad que alimenta y utiliza Chávez sirve para cercenar las libertades. Así que es coherente que ampare a etarras. Chávez fomenta en América un populismo que explota el cansancio de muchos hacia la democracia. Por el contrario Colombia ofrece soluciones y aleja la posibilidad de ceder a la vieja tentación de renunciar a la libertad en favor de fórmulas milagrosas. La lección nos concierne a todos.
Libertad digital
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