domingo, 11 de julio de 2010

Cristianos, fuera de las tierras del Islam

JOSÉ JAUME Misioneros cristianos evangelistas son regularmente expulsados de Marruecos y Argelia por hacer proselitismo, los católicos no corren mejor suerte; en Egipto, los cristianos coptos, genuinos pobladores del país, son ciudadanos de segunda, se les mantiene silenciados y, a veces, son perseguidos; en Gaza, los radicales hacen lo que le viene en gana: se arroja ácido en la cara de las mujeres que no llevan la vestimenta que dictan las denominadas "leyes coránicas"; en Irán, se ha condenado a muerte por lapidación a una mujer que ha cometido el "crimen"de adulterio, no es la primera; en Arabia Saudí, es imposible, literalmente imposible, practicar otra religión que la del Islam, y, en Turquía, la islamización social avanza con cautela. En otros países con mayoría musulmana, el panorama es similar: la libertad religiosa no existe o está seriamente limitada; en Irak, los cristianos se están marchando, son pocos los que aguantan el permanente hostigamiento, al tiempo que las mujeres ven cómo sus derechos son disminuidos por la Constitución basada en la Ley Islámica. Resulta que con Sadam Hussein tenían más derechos que los obtenidos tras la caída de la dictadura.


Es el dibujo que se atisba echando un superficial vistazo a este mundo, mientras en Europa, donde la libertad de cultos está garantizada y puede hacerse proselitismo religioso, el debate está en si se ha de permitir la infamia que supone el burka o el velo integral, controversia existente porque cierta izquierda (la española es en este asunto de una inconsistencia de proporciones galácticas) opina que la mujer ha de tener libertad para elegir, sin querer entender que vive sometida a un código nazi que le ha lavado el cerebro convirtiéndola en una esclava sin libertad.
Todo eso viene a cuento, porque escuchar a dirigentes musulmanes afirmar que en Europa no se aceptan sus creencias, que no se les permite practicar con entera libertad su religión, genera una irritación que se hace difícil de soportar. A estos líderes religiosos, caracterizados, además de por su obvio fanatismo, por la escasa o nula comprensión de lo que son los derechos fundamentales de la especie humana, nunca se les ha ocurrido discernir que lo que solicitan, sistemáticamente lo niegan en las "tierras del Islam" a todos los que tienen otras creencias; además, lo que reclaman es muchas veces una exención de las leyes civiles que rigen las relaciones sociales en Europa. Para que todos nos entendamos: piden que se les concedan las prerrogativas que en asuntos de moral, costumbres y relaciones de familia existían en la España de la dictadura franquista, en la que prevalecían las normas católicas, que automáticamente pasaban a ser leyes de obligado cumplimiento para todos, indigesto mejunje al que se le dio el acertado nombre de nacionalcatolicismo, todavía añorado por sectores de la derecha española. Pues estos líderes religiosos del mundo islámico, es lo que desean para sus comunidades, porque es lo que hay en sus países de origen, en los que las normas coránicas impregnan sus códigos civiles y penales.
Mejor será para todos que no se le deje de dar importancia: el juicio contra el clérigo musulmán de una mezquita en Cataluña, que, con la complicidad de la alcaldesa socialista de la localidad y senadora del PSC, ha ido a por una mujer que se negó a ponerse el velo, o este colega del anterior, en Murcia, que con sus barbados matones "limpia" de prostitutas su barriada, son los síntomas de la imposición de un universo de una cerrazón asfixiante para los musulmanes.

Supongo que alguna vez la Unión Europea exigirá a Marruecos la mínima reciprocidad en los asuntos religiosos: si aquí se puede hacer proselitismo del Islam, allí se ha de poder hacer exactamente igual con el cristianismo: lo que vale para Marruecos, es aplicable a los demás; lo contrario, es la perversión de la "alianza de civilizaciones", que debería servir para algo en algún momento. Estados Unidos sí ha diagnosticado el mal: los evangelistas americanos han dejado de ser expulsados. La llamada al orden de la Secretaría de Estado ha sido contundente. En Gaza, mientras las mujeres son despojadas de sus derechos, sólo se sigue hablando del inmoral bloqueo israelí.

Diario de Mallorca

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