El PSOE, si quiere tener futuro, debe impedir que el monstruo que ha creado siga causando estragos.
---
La sospecha de que las cuentas de España son mucho peores de lo que el gobierno afirma y de que el presidente español también ha mentido a Europa, a Estados Unidos, al Fondo Monetario Internacional y a todo el mundo se abre camino, causando un miedo espeluznante en el sistema financiero internacional. Por el momento es sólo un rumor, pero circula con fuerza, causando un daño profundo en ambientes políticos y económicos. Los que escuchan el rumor tienden a no creerlo, pero dudan porque saben que Zapatero ha mentido demasiadas veces en el pasado.
La web del socialista Ángel Gimeno afirma que el déficit público español, a finales de 2010, no será el que afirma el gobierno ( 11.1 por ciento), sino del 16 por ciento. También dice que Zapatero ha mentido sobre la deuda pública, que supera los 900.000 millones de euros, cantidad suficiente para considerar a España un país quebrado. Visitar la Web de Gimeno, que aspira a ser candidato socialista por Madrid, causa espanto porque sus revelaciones, aunque quizás exageradas, no dejan de ser estremecedoras.
Pero las catástrofes producidas por Zapatero van mucho más lejos no se limitan a la ruina económica de España. Tras haber arruinado a España, atentado contra la cohesión nacional, alentado el nacionalismo extremo y el independentismo, destruido las defensas morales y éticas y haber profanado la democracia, José Luis Rodríguez Zapatero se dispone ahora a dar un paso más hacia el Estado Fallido apoyando la insumisión de los catalanes frente a la sentencia reciente del Tribunal Constitucional, que invalida el Estatuto que el propio Zapatero, de manera insensata, promovió en el pasado sin otro ánimo que el de ganar votos a cualquier precio.
Por una vez tiene razón Mariano Rajoy cuando afirma que Zapatero toquetea a España y trata al Estado como si fuera un mecano. Acaba de cargarse el Pacto de Toledo, ha convertido a España en un protectorado internacional y ha hecho del gobierno una pandilla ajena al ciudadano y adversaria de España, que se ha ganado a pulso el desprecio y la desconfianza de los ciudadanos. Ahora, protagonizando una nueva locura política, Zapatero se dispone a reinterpretar la sentencia de un Tribunal Constitucional al que ha sometido a presiones insoportables durante los últimos años, para impedirle que declare inconstitucional un Estatuto que, como ha quedado demostrado en la sentencia y en los terribles votos particulares, no tiene encaje jurídico alguno en la Constitución Española.
La situación está llegando demasiado lejos hasta el punto de que el PSOE se está jugando ya su supervivencia como partido político. Si sigue apoyando a Zapatero y cerrando los ojos ante los atentados de su líder contra España, el PSOE no tendrá opción alguna de gobernar en los despojos de la nación española que deje Zapatero tras su mandato, durante por lo menos medio siglo. La torpeza insensata de Zapatero está fijando con trazos de fuego, en la mente de los españoles, una idea matriz demoledora: el PSOE, cuando gobierna, genera pobreza y destruye la nación.
Está creciendo de manera imparable la idea colectiva de que en la España de Zapatero se quebrantan promesas y juramentos, se profana a diario la democracia, se incumple la Constitución y se anteponen los intereses partidistas y de la "casta" al bien común y al interés general. Esa conciencia será demoledora para un PSOE que cada día tiene menos tiempo para salvar los muebles y al que la Historia obliga a optar entre apoyar a su líder o preservar el partido.
El gran desafío actual del PSOE es echar a Zapatero o, por lo menos, obligarle a que convoque elecciones anticipadas. Es probable que con esa maniobra pierda las próximas elecciones, pero no desaparecerá y, aunque debilitado por los daños e insensateces de su líder, seguirá siendo en el futuro la fuerza predominante en la izquierda política española.
El PSOE tiene que despejar la mente, liberarse de sus propios pánicos y afrontar la verdad terrible de que el balance de Zapatero como gobernante es desolador para España: desempleo masivo, avance estremecedor de la pobreza, destrucción masiva del tejido productivo, pérdida de la confianza ciudadana, desprestigio de la política y hasta del mismo sistema democrático, estímulo insensato al nacionalismo radical y al independentismo, pérdida de prestigio y peso internacional, profanación de la democracia, la mentira elevada a política de Estado y un cúmulo de errores que están llevando a España hacia la pérdida de los valores, el decaimiento de las ilusiones y el fracaso como pueblo y como proyecto común.
La próxima maniobra que proyecta Zapatero es tan antidemocrática y profana la democracia con tanta indecencia que debería ser evitada, aunque el propio PSOE pierda el poder y esos privilegios que tanto le atraen. Zapatero, necesitado de los votos catalanes para mantenerse en el poder, pretende ahora apoyar las maniobras insumisas de José Montilla y los nacionalistas catalanes frente a la sentencia del Tribunal Constitucional. Si no consigue los votos de Cataluña, intentará ganarse los del PNV, aunque para lograrlo tenga que dinamitar la coalición PSOE-PP que está cambiando Euskadi.
La trascendencia de la insumisión de Zapatero es tan grande que, en caso de culminarse, haría saltar por los aires una de las columnas básicas del Estado: la del Imperio de la Ley. Hasta ahora, un Zapatero obsesionado conseguir a cualquier precio los votos que necesita para mantenerse en el poder ha destrozado no pocas barreras y cautelas del sistema, poniendo en peligro la salud democrática y la supervivencia de España, pero ninguna de las líneas rojas traspasadas por el líder socialista era tan trascendental y crucial como la insumisión al más alto de los tribunales del Estado.
El PSOE, si quiere tener futuro, debe impedir que el monstruo que ha creado siga causando estragos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario