Francisco Alarcón
No sabemos si el auto judicial dictado por el Juez español Eloy Velasco, será para despertar tanto optimismo, pensando se trata de una medida definitiva con relación al régimen autocrático que hoy impera en Venezuela. Pero, ciertamente debe mover algunas inquietudes en el oficialismo viendo que su capitoste pudiera ser ahora el acusado, cuando está acostumbrado a ser él, el gran acusador en nuestro medio ordenándole a sus cortesanos y cortesanas como si se trataran de “amas de llaves”, cítame a fulano de tal e inmediatamente se produce la requisitoria.
Actualmente es a él a quien citan y no precisamente desde un tribunal subordinado a su potestad sino de una instancia internacional. Esto debe llamar a la reflexión a sus acompañantes porque de ser la medida admitida, seguramente existirán cómplices y por ahí vendrán las cosas en el momento que empiecen a recorrer el mundo. No en vano se apela al viejo adagio popular que a cada cochino gordo le llega su sábado. Pues, nadie sabe en que terminará esto, si en una requisitoria firme o en una carta mimosa de Miguel Ángel Moratinos, pero ciertamente es la primera vez que ocurre un “acontecimiento” como éste, sin dejar de ser en sí mismo un hecho atrayente o aislado para la justicia. El Gobierno de Chávez está claramente acorralado y cada vez será menos considerada su efectividad democrática, los resquemores no solamente están en la disidencia venezolana sino en sus homólogos internacionales y socios comerciales.
No pretendemos que al ciudadano Presidente se le haga una imputación como las que él ordena a mansalva contra los inocentes habitantes de esta patria, cuando no le son afectos; pero si deseamos que se aclaren las cosas para que sus subordinados se den cuenta de una vez que, las ordenes se cumplen cuando están ajustadas a la constitución de este país, y que la obediencia mal entendida puede llevar por el mismo despeñadero a quienes las efectúan ciegamente, sin querer percatarse que se hallan los derechos humanos por encima de la voz de mando del “Comandante”.
“Un Patria o muerte” mal ilustrado puede llevar a la muerte o a la cárcel con una larga condena; violar la constitución y aferrarse al más puro jalabolismo, resulta nefasto en la mayoría de las ocasiones. Estamos ante un despertar de la justicia aunque nos venga de afuera como una exaltación de aliento, que debe poner nervioso a más de uno de esos intransigentes compatriotas que han hecho con el país, lo que le viene en ganas sin rendirle cuentas a nadie durante once años. Es sólo un atisbo de cómo funciona la justicia universal y aunque no se concretara nada y terminara en un arreglo amistoso, ceñido a los tratados comerciales entre Chávez y Zapatero; dejará su traza indeleble para el futuro, esto hoy en día nos muestra cómo puede pasarse de acusador a acusado de la noche a la mañana y no precisamente por arte de magia.
Cómo decía el periodista venezolano de sucesos José Campos Suárez en sus denuncias radiales “el crimen no paga.”
Francisco Alarcón (falarcon@semanarioatlantico.com) es analista venezolano de la actualidad, además de reconocido y premiado poeta.
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