domingo, 19 de septiembre de 2010

Blanco saquea Balears y encima nos llama ladrones

Joan Riera

José Blanco, ministro contra Balears.
José Blanco, ministro contra Balears.

José Blanco es ministro de Fomento de Galicia, un poco de España y nada de Balears. Blanco se ha enfrascado en una cruzada para recortar el derecho de los isleños a ver compensada su insularidad, pese a que el artículo 138 de la Constitución Española dice que el Estado velará "por el establecimiento de un equilibrio económico, adecuado y justo entre las diversas partes del territorio español, y atendiendo en particular a las circunstancias del hecho insular".
El ministro sabe perfectamente –o debería saberlo si sus múltiples ocupaciones gubernamentales y de partido no se lo impiden– que las balanzas fiscales publicadas por el ministerio de Hacienda son tremendamente negativas para las islas, con un saldo deficitario del 11,22%. O dicho en palabras más claras, los baleares aportamos muchísimo al conjunto del Estado y recibimos muy poco.
Por si fuera poco, el ministerio que dirige José Blanco castiga sistemáticamente al archipiélago en sus inversiones. En la última década, el promedio de gasto por habitante ha sido de 590 euros, frente a los 1.357 de la media nacional o los 2.691 que ha recibido cada asturiano (tierra de Cascos, metido ahora a Don Pelayo en la reconquista de Asturias) o los 2.106 de cada gallego (región de origen de Blanco).
El ministro incluye las inversiones de Aena, el organismo que gestiona los aeropuertos, en el prorrateo de Balears pese a que muchas de las mejoras solo buscan incrementar el volumen de negocio –zonas comerciales, ampliación del aparcamiento…– y no aportan ningún beneficio tangible a los isleños. Sin embargo, oculta como si fuera un secreto de Estado las pingües ganancias que obtiene Son Sant Joan (37,8 millones en 2009) con los que, además de autofinanciar las inversiones, cubre pérdidas de otras instalaciones cuya existencia solo obedece a motivos políticos y no de vertebración de un territorio en el que crecen ´aves´ y autopistas.
En lugar de pedir perdón por el expolio al que los sucesivos gobiernos del PP y del PSOE han sometido a Balears, el ministro de Fomento lanza un globo sonda para advertirnos de que estamos abusando de su paciencia y de su presupuesto cada vez que decidimos tomar un avión para salir de Mallorca, Menorca o Eivissa por necesidad o porque nos da la gana.
Blanco, oscurantista en los beneficios de los aeropuertos, no tuvo reparos en lanzar el martes una puya indiscriminada a los isleños basándose en datos muy concretos referidos al descuento aéreo: "El 20% de los pasajeros, no creo que todos por necesidades de urgencia o por razones sanitarias, utiliza el 41% de las subvenciones. Es decir, de los 371 millones, el 20% de los pasajeros gasta 152 millones". El contexto en el que lo dijo, un tenso debate con el senador Pere Sampol, permite deducir que hay mucho ladrón en Balears que "despilfarra el dinero público".
Si José Blanco tiene datos sobre la comisión de un fraude, que lo denuncie, pero que no efectúe una criminalización general con el mismo estilo de medias verdades que puso en práctica cuando situó en su punto de mira a los controladores aéreos.
El ministro debería ocuparse y preocuparse de asuntos como el publicado el viernes por Diario de Mallorca. Un kilómetro de vuelo con salida o destino en Balears cuesta un 37% más que si se cubre una distancia similar entre dos aeropuertos de la península. En los casos más sangrantes el incremento tarifario es del 80%. Traducido: las compañías aéreas cargan la mano sobre los trayectos del archipiélago sabedores de lo inevitable que resulta volar para sus habitantes y confiadas en que el descuento disimulará el precio final que se abona.
José Blanco ha arremetido contra los baleares que viajan en avión y parece empeñado en recortarles el derecho constitucional de ver compensado el hecho insular. Antes de tomar una decisión, el ministro debería tomar varias veces el avión con destino a Mallorca pagando la cuenta de su bolsillo y no con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Quizás entonces comprendería lo que es una isla. Si pese a ello el ministro de un Gobierno y de un Ministerio que maltrata sistemáticamente a Balears decide golpearla de nuevo, Antich debería encabezar una rebelión fiscal cuya base fuese no pagar ni un euro más de los que recibimos.

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