Jorge Campos
Comprobado lo que sucede en Galicia con el PP de Feijóo y las declaraciones del Sr. Rajoy sobre cual debe ser el modelo a seguir en las comunidades autónomas con dos lenguas oficiales, parece que el PP de mi región, Baleares, ha creado "escuela". Les voy avisando de lo que puede suceder si esto sigue así.El Partido Popular en Baleares políticamente no es gran cosa, ni sus dirigentes tampoco, para qué nos vamos a engañar, pero a nivel lingüístico es de lo más innovador.
Deberían darles al menos una sillita en la Real Academia de la Lengua, con la "e" de "eufemismo". Porque es increíble la colección de los mismos que han usado en estos más de veinte años para no llamar a las cosas por su nombre. Han inventado "sinónimos falsarios", "antonimias vacilantes", "semántica creativa", "elegir entre nada", "primarias infantiles", "mínimos máximos", "trilingüismo monolingüe", y ahora la última creación: "bilingüismo integrador".
Empezaron hace tiempo, en 1983, con el Estatuto de Autonomía de Baleares, definiendo como "catalán" a lo que ancestralmente venía siendo mallorquín, menorquín, e ibicenco. La lengua balear. Por supuesto, sin consultar al pueblo. Completando la fechoría con la designación de "lengua propia". Esto, de hecho, ha dado supremacía a una lengua sobre la otra, pasando la castellana, la española, a una especie de "lengua impropia" excluida de la enseñanza y de la administración.
Siguiendo con la creatividad lingüística "popular", en 1997, el Gobierno de Jaime Matas aprobó el llamado decreto de "mínimos", que fue de máximos. Éste establecía en su artículo 17 que en la Educación Primaria el uso de la lengua catalana: "Será como mínimo igual al de la lengua castellana".
Esta norma venía a establecer, en otras palabras, que los centros debían impartir por lo menos la mitad de las asignaturas en catalán. Dado que no se interesaba por el español, éste se podía relegar únicamente a la asignatura de Lengua Española (perdón, castellana), y tal ley, tal malabar lingüístico, produjo que las clases se dieran íntegramente en catalán, pues la ley sólo señalaba un mínimo y no un máximo de lengua catalana, mientras que a la lengua castellana no le señalaba mínimo alguno.
En la Ley de Normalización Lingüística de las Islas Baleares de 1986, se dieron dos novedades en la semiótica patrocinada por el PP balear, la primera fue la "sinonimia conveniente" entre educación primaria y primera enseñanza:
Artículo 18
1. Los alumnos tienen derecho a recibir la primera enseñanza en su lengua, sea la catalana o la castellana.2. A tal efecto, el Govern ha de arbitrar las medidas pertinentes para hacer efectivo este derecho. En todo caso, los padres o los tutores pueden ejercer, en nombre de sus hijos, este derecho, instando a las autoridades competentes para que sea aplicado adecuadamente.
Según el PP balear, con "primera enseñanza" se refería a la educación infantil, nada más. Con lo que no se llevó a cabo medida alguna para enseñar también en español en la educación primaria. Y, por supuesto, jamás se articuló medida alguna para que los padres pudieran elegir otra cosa que no fuera el catalán, porque el PP balear también cambió el sentido de "elegir" por el de "asumir".
Más tarde, también inventó en esta ley la "antonimia vacilante". Así, se recogían dos conceptos contradictorios en su articulado, ya que mientras un artículo contenía la libertad de elegir la lengua, el anterior expresaba justo lo contrario:
Artículo 17
El catalán, como lengua propia de las Islas Baleares, es oficial en todos los niveles educativos.
Aquí el PP balear, en la última legislatura de Matas, además de los lingüísticos, introdujo también términos teológicos, reavivando aquella discusión de si Dios es trino o uno en el terreno de la lengua: inventó un "trilingüismo" que haría de los alumnos de Baleares algo así como guías turísticos juveniles, ¡aprendiendo en tres lenguas a la vez!
El famoso trilingüismo se convirtió en nada, pues ni se aplicó masivamente, ni era obligatorio, ni podía contravenir el monolingüismo en catalán. Eso sí, quedó muy bonito en los programas electorales, y tranquilizó las conciencias de sus votantes. Ay, Feijóo, Feijóo...
El bilingüismo integrador es la última creación de los laboratorios lingüísticos del PP balear y nacional. Tras el planteamiento de una parte del partido, abanderada por Carlos Delgado, que exigía que se cumpliera la ley y se pudiera elegir lengua "vehicular" de la enseñanza, el "aparato político-lingüístico" se opone al alcalde de Calvià y sus tesis y propone el "bilingüismo integrador". Es decir, que los mismos que tras veinte años en el poder no han sido capaces, no han tenido la voluntad, no han querido dar la oportunidad de elegir, los mismos que han consentido una enseñanza monolingüe y obligatoria en catalán, ahora proponen una enseñanza "bilingüe" e "integradora".
No queremos ni saber en qué consiste, ni pensar qué supondrá tal nueva medida si se llega a aplicar, visto lo visto en el nuevo borrador del decreto gallego.
Tras el Congreso Nacional en Valencia, el PP liderado por Rajoy se ha quitado la careta de una vez y ha demostrado lo que es, imitando a los "neologistas" del PP balear: un partido que no le hace ascos a los pactos con los nacionalistas excluyentes. Porque en el fondo, al menos en las regiones con dos lenguas oficiales, eso es lo que son.
El PP balear ha sido catalanista siempre, a pesar de los muchos ropajes verbales, semánticos y lingüísticos que han utilizado para engañar al electorado. El PP balear ha hecho una apuesta clara por el catalanismo político y educativo, y se ha divorciado de su electorado.
Y lo escribo en pasado porque la historia puede cambiar. Se puede recuperar el sentido común, la libertad, el reencuentro con la mayoría social de Baleares tras los resultados del próximo Congreso Regional del 6 de marzo. Puede crear un precedente al ser abierto a los afiliados, y puede cambiar la política acomplejada. De lo contrario, de no haber cambio alguno, ya se le puede aplicar aquello que dijo García Márquez sobre la letra "hache". Que eran "heraldos de la nada".
Jorge Campos es presidente del Círculo BalearVía Libertad digital
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