MARTA ZOREDA
MEMORIA. Ahora sólo falta que Munar, además de ponerse mona, empiece a recuperar la memoria. En su última declaración le costó recordar que el médico le había prescrito un viaje a Sudáfrica para recuperarse de una enfermedad, que no es una cosa que se olvide así como así. A lo mejor es que se fue de safari, le atacó un león y del susto se quedó sin habla para ciertas cosas, principalmente las referidas a los incrementos de su patrimonio; o que no quiere dar publicidad a sus expediciones africanas en busca de la salud para no perjudicar las peregrinaciones a Lourdes. En cualquier caso, los aires de grandeza que siempre han acompañado a los políticos de UM siguen presentes en ellos, principalmente en Munar, que se recupera de sus problemas de salud en los resorts de Sudáfrica, porque Costitx se le queda pequeño. Le faltaba una herencia para justificar sus incrementos patrimoniales y adornar sus orígenes y de pronto la encontró. Fue como una revelación, estaba sentada delante del juez y, de pronto, le cayó una herencia del cielo, como por arte de magia; una herencia divina, naturalmente. No como la de Matas, que viene de bombillas, planchas, secadores de pelo, tostadoras de pan y demás aparatos eléctricos por el estilo. Una herencia así no sería propia de un político de UM, que siempre se han considerado la crème de la crème, o sea, lo más distinguido y selecto del panorama político local. ¿De dónde habrán sacado las pretensiones? A lo mejor es por las vinculaciones familiares de Miquel Nadal con la realeza europea. Vaya usted a saber. A sa Princesa, cada día más mona, sólo le faltaba eso, un origen divino y una herencia celestial.
El Mundo
Foto Guiem Bosch (Diario de Mallorca)
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