SI a usted le da pereza sólo pensar que mañana lunes tiene que volver al trabajo tras el descanso de la Semana Santa, ofú, imagínese la que me da a mí, que tengo aún en la memoria el recuerdo vivísimo de los recentísimos días del gozo. Debe de ser la Resurrección. La resurrección de la pereza en este tiempo pascual, en que las mañanitas de abril son buenas para dormir y todo te invita a no doblarla. Aunque para resurrección, la de los toros. Frente a los que quieren prohibirlo, el Toreo resucita hoy, y por tres veces: tres carteles distintos y una sola Fiesta verdadera. Los tres grandes carteles de hoy, Luque solo con seis toros en Madrid, Tomás frente a Castella en Málaga, y la flor y nata de Morante, Perera y Manzanares en Sevilla, son un plebiscito sobre el Toreo. Sumen, sumen esos tres aforos, y a ver cuándo los cuatro animalistas locos antitaurinos de siempre suman tal respaldo a la abolición. Y además, de paganini. Anda que si los que quieren prohibir la Fiesta tuvieran que pagar las campañas de su bolsillo, como los aficionados abonan su afirmación taurina, con lo agarrados que son los catalanes, prontito iban a protestar...
Queda en este aire nuevo de la primavera la nostalgia de los días recién vividos. Algo tan clásico como los «ubi sunt», que en la literatura van de Roma a Jorge Manrique. No sé en otros lugares, pero en Sevilla la Semana Santa es una metáfora perfecta de la vida. De ahí quizá esa tristeza perezosa con que escribo. En la que me llegan los «ubi sunt» latinos: «qué se hizo de», «dónde estará ahora»... Los «ubi sunt» de este Sábado Santo no me los ha traído un recuerdo de candelerías o de marchas con los versos de Jorge Manrique: «Qué se fizieron las llamas/ de los fuegos encendidos/ de amadores?/ ¿Qué se hizo aquel trovar,/ las músicas acordadas/ que tañían?» Los «ubi sunt» de la fugacidad del tiempo me los trae la inmersión en la realidad del telediario en la TDT recién estrenada. ¿Pero esto, qué ha sido? ¿La Semana Santa o la fiesta de moros y cristianos? Lo digo por la fiesta de moros y cristianos de la Mezquita de Córdoba. Menuda fiesta. Sólo ha faltado Paquito el Chocolatero. Porque la comparsa de moros estaba bien organizada. Y de la comparsa de los cristianos, ni te cuento, los mandobles que pegaban en plan Vargas Machuca con la estaca. Dicen que todo estaba preparado, que los turistas musulmanes procedentes de Austria (como el loden que tiene un amigo mío para fardar en las monterías) tenían perfectamente tramada su algarabía. Y tanto. Si tú eres moro y te pones a rezar, no te pasa igual que si eres cristiano. Si eres cristiano, rezas lo que sepas y punto. Pero si eres moro, de momento tienes que buscarte una alfombra, para no ponerte mirando a la Meca como si fueras a recibir a portagayola sobre un pisoplaza no purificado. Digo yo que si los turistas musulmanes venían dispuestos a rezar en la Mezquita, llegarían con alfombra puesta. No es raro por Andalucía ver a un moro con una alfombra. Habitualmente las venden, como los relojes Rolex y los bolsos Gucci falsificados. Estos no las vendían. Venían con un guión: el de esa jarca que suele anunciar que hasta no conquisten Al Andalus como la tomaron los otros moros, los de Queipo, no van a parar. Estos moros, turistas por la ruta de Tarik y Muza, empezaron directamente por la Mezquita de Córdoba. Y con un guión establecido: quitarle el guión a lo de Mezquita-Catedral, y dejarla en Mezquita.
Y aquí vienen mis «ubi sunt». ¿En esto quedó la Alianza de Civilizaciones de Zapatero, en unos turistas moros zarrapastrosos queriendo rezar en la Catedral de Córdoba por co...ranes? Y me pongo en plan Jorge Manrique y sigo: de los millones que gastamos para combatir una Gripe A que luego no fue tan apocalíptica, ¿qué se hizo? ¿Y de los millones que derrochamos en un Plan E que no redujo, sino que aumentó el número de parados, qué se hizo? Y con este Gobierno, ¿qué vamos a hacer? ¿Cuándo lo van a echar los españoles, Dios mío de mi alma?
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