jueves, 29 de abril de 2010

Lección a Garzón del Juez Varela



Luis María ANSON

Luciano Varela es, ante todo, un juez, es decir un profesional de la Justicia al servicio de la ley. La ideología que de él conocemos se encuadra nítidamente en la izquierda intelectual. Sus instrucciones, sus sentencias y su trayectoria demuestran, en todo caso, su completa independencia. Cree en el Estado de Derecho y sabe que forma parte del delicado engranaje de la maquinaria judicial. En los más diversos ámbitos de la Administración de la Justicia, fiscales, abogados y jueces tienen, en líneas generales, el más alto concepto de la calidad moral y profesional de Luciano Varela.



Y ahora lo ha demostrado una vez más. Ante la recusación torticera de Baltasar Garzón podía haber seguido adelante prácticamente sin problemas. Ha preferido apartarse del caso por generosidad profesional y para hacer más transparente la acción del Tribunal Supremo.



Un diez, pues, para Luciano Varela. Y no perdamos el equilibrio. Hay que presumir la inocencia de Baltasar Garzón. Pero si el Tribunal Supremo decide proceder contra él, lo más razonable es que lo hiciera apoyado en las otras dos causas por prevaricación que pesan sobre el juez estrella, relegando a una tercera acción la que concierne a la ley de amnistía y la memoria histórica.



Luciano Varela, en fin, le ha dado una gran lección a Baltasar Garzón. La Justicia no debe, no puede estar politizada. Es difícil digerir que un juez se presente a las elecciones como número 2 de Felipe González, se convierta en Secretario de Estado, pugne por ser ministro e, irritado por no conseguirlo, retorne a la judicatura y proceda contra sus correligionarios que no le encumbraron políticamente.


Luis María ANSON
de la Real Academia Española
El Imparcial

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