Está a punto de claurarse la exposición sobre el doctor Gregorio Marañón en la Biblioteca Nacional, montada por el Gobierno socialista e inaugurada por el Rey. Marañón contribuyó a derrocar al abuelo de Juan Carlos I y calificó al PSOE de partido pro-comunista, responsable del hundimiento de la II República. Nos gobiernan amnésicos.
La revista ElManifiesto ha recuperado el célebre ensayo de Marañón titulado Liberalismo y comunismo, donde el pensador toma partido por el bando nacional para salvar a España. Aquí lo podéis leer. Os aseguro que merece la pena. Os dejo unas frases.
lo que no admite duda es que las profecías de las derechas extremas o monárquicas que se oponían a la República se realizaron por completo: desorden continuo, huelgas inmotivadas, quema de conventos, persecución religiosa, exclusión del poder de los liberales que habían patrocinado el movimiento (...), negativa a admitir en la normalidad a las gentes de derecha que de buena fe acataron el régimen.
La sublevación de Asturias en octubre de 1934 fue un intento en regla de ejecución del plan comunista de conquistar a España. (...) El movimiento comunista de Asturias fracasó por puro milagro. Pero dos años después tuvo su segundo y formidable intento.
el liberal sigue creyendo que Rusia es el país del progreso y de la libertad, casi la Meca del liberalismo.
por los días del Frente Popular, un profesor socialista, que pocos años antes era el ídolo de los estudiantes, daba ahora sus lecciones –y no siempre podía darlas– entre la hostilidad de su auditorio; y me confesó que el 90 por 100 de sus alumnos eran fascistas.
Aunque en el lado rojo no hubiera un solo soldado ni un solo fusil moscovitas, sería igual: la España roja es espiritualmente comunista rusa. En el lado nacional, aunque hubiera millones de italianos y alemanes, el espíritu de la gente es, con sus virtudes y sus defectos, infinitamente español, más español que nunca.
Si el lema de Arriba España, que hoy gritan con emoción muchos, muchos que no son ni serán fascistas, lo hubieran adoptado los del bando de enfrente, el tanto por ciento de sus probabilidades de triunfar hubiera sido, por este simple hecho, infinitamente mayor.
Éstos son los términos exactos del problema. Una lucha entre un régimen antidemocrático, comunista y oriental y otro régimen antidemocrático, anticomunista y europeo, cuya fórmula exacta sólo la realidad española, infinitamente pujante, modelará.
Via Bokabulario
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