Artículo 1
Un socialista progre es un alma inocente, justa y sincera, cuyo único afán es la lucha por la defensa de sus semejantes frente a los que no lo son (véase la derecha). El socialista es además el ombligo del mundo.
Artículo 2
Un socialista siempre tiene libertad de expresión, salvo cuando gobierna la derecha; entonces se siente reprimido y vilipendiado por el fascismo opresor reinante y debe manifestarlo apropiadamente.
Artículo 3
Los diputados elegidos democráticamente por el pueblo que pertenezcan a la derecha serán ninguneados si, acudiendo a una nación de izquierdas, son maltratados y vejados. La razón siempre la tendrá el compatriota de izquierdas (ver artículo 7)
Artículo 4
Por definición la derecha es siempre golpista e ilegal. Consecuentemente el militante de izquierdas debe apoyar a los compatriotas, hayan llegado como hayan llegado al poder, ya sea para defenderlos de los ataques de la derecha o para atacar en virtud del artículo 9.
Artículo 5
Un militante de izquierdas apoya y permite la libertad de expresión de los demás. Si alguno le dice algo contrario a este manual, el progre debe responder con argumentos sólidos, como por ejemplo tachar al otro de fascista y, si fuera necesario, recurrir a medios públicos para hacer notoria su ofensa.
Artículo 6
El progre jamás reniega de sus creencias sociales, aunque no sepa que las tiene ni para qué valen. No obstante se podrán negar ciertos aspectos con tal de fastidiar a la derecha.
Artículo 7
El progre (o en su defecto el PSOE) siempre tiene la razón de su parte. Los poderes fácticos tienen la verdad y la razón por descontado.
Artículo 8
La última palabra es siempre la del socialista progre, aunque no tenga sentido o se carezca de argumentos. Aún más, no hace falta que la argumentación tenga coherencia alguna o siquiera que exista tal argumentación (ver Argumento Deontológico Circular).
Artículo 9
En caso de no tener la razón o sentirse bajo presión, aplíquese ineluctablemente el artículo 7.
Artículo 10
Los militantes de partidos de izquierdas pueden hacer lo que les venga en gana y echar las culpas a los de derechas. En las circunstancias en las que esto no sea posible, por hechos visibles y pruebas de que la derecha no se equivocó, el progre debe abstenerse de criticar a los partidos de izquierdas o a los poderes fácticos. La culpa de ello es siempre de Aznar.
Artículo 11
El socialista de bien, ante dificultades en el camino, jamás “toca a retirada”; simplemente se da media vuelta y sigue avanzando.
Artículo 12
En caso de no poder dar cumplimiento al artículo 11, se llevará a cabo al procedimiento estándar de “abajo el pantalón”.
Artículo 13
De igual manera, el socialista progre jamás rectifica; tiene la suficiente facultad, capacidad y reflejos para hacer bueno el dicho “donde dije digo, digo Diego” sin que por ello se le note (por parte de otros compañeros).
Esto sólo es parte del manual ya que es muy largo para publicarlo, así como de complicada lectura pues es imposible parar de reír… o llorar.
Vía el águila de San Juan
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