"Nunca ha habido un proyecto profesional". Part Forana M. CAÑELLAS. PALMA. No corren buenos tiempos. Y la cultura, uno de los sectores más vulnerables, es la que más se resiente. Las subvenciones supramunicipales han caído casi en picado y los presupuestos se recortan año tras año, han denunciado responsables de los teatros de la Part Forana, algunos de los cuales amenazan incluso con su clausura. Los pagos se han retrasado, tanto que en Artà aún están pendientes de cobrar las subvenciones de 2008, hoy reducidas en un 60%.
Desde finales de los 90 hasta mediados de la presente década, las artes escénicas recobraron protagonismo en la isla con la afloración de grandes infraestructuras. El Auditorio de Pollença, proyectado por el arquitecto Rafael Moneo y aún pendiente de financiación, fue uno de los más sonados.
Los que se construyeron supusieron por aquel entonces miles de millones de pesetas y decenas de millones de euros. Hoy la pregunta es si valió la pena dicha inversión. Gerentes como el del Teatro de Manacor no escatiman en alabar las bondades y beneficios de la cultura. Su fin, y el del resto de sus homólogos, no es otro que el fomento de las artes escénicas, una tarea difícil en la isla por la falta de hábito entre los ciudadanos y la merma económica. Muchos no conocen de primera mano los ingresos anuales de taquilla o son reacios a desvelarlos. Lo mismo ocurre con los presupuestos. E insisten en que "no se puede comparar". Quizás por volumen equiparar cada instalación no sea la fórmula idónea para saber su estado de salud. "Cada teatro funciona de una forma independiente y distinta, con presupuestos muy complejos" asevera Carme Suárez, responsable del Auditori d´Alcúdia. Aunque la mayoría sí tiene algo en común: son deficitarios y suponen un coste a las ya de por sí maltrechas arcas municipales. "Es un servicio más que presta el Ayuntamiento para promocionar la cultura". "El objetivo es servir a nuestra comunidad", coinciden en afimar Pep Crespí, responsable del teatro de sa Pobla, y Pere Josep Santandreu de sa Màniga. "Hay que mirar la vertiente pedagógica. Cultura y Servicios Sociales son los grandes agujeros de los ayuntamientos", afirma Crespí, mientras que Santandreu asegura aún así que "es un presupuesto muy bien invertido". "Gestionamos miseria pero nuestro teatro es rentable", añade.
Entre las más de 20 instalaciones, ya sean teatros, auditorios o salas polivalentes, el teatro de Artà junto a Sa Màniga (Cala Millor) o Capdepera son algunos de los que se mantienen al alza. Artà funciona, precisamente, a través de una fundación, un tipo de gestión que les permite gozar de numerosas ventajas económicas y garantiza, por ende, la subsistencia y rentabilidad. Artà cerró en 2009 con un superávit de 8.076 euros que se reinvirtieron en obras de mejora, mientras que Capdepera ha ido creciendo cada año en funciones y público. Pero "no ganamos dinero", indica Pere Cortada, responsable de Capdepera, que denuncia "agravios comparativos".
Otros, sin embargo, optan por la cesión a entidades u organismos sin ánimo de lucro como Muro o Vilafranca en su día, para subsistir, mientras que Manacor, por su parte, funciona a través de un instituto.
Sea como fuere, "la taquilla no es suficiente para cubrir los gastos" y en ocasiones ni siquiera las subvenciones de que disponen. En Vilafranca, por ejemplo, han tenido que reducir la programación sobre todo aquella de carácter más profesional. La demanda ha ido cayendo con los años e intentan "salvar la situación" con la Fira de Teatre, explica el ex alcalde Jaume Sansó. "Un teatro es una inversión constante, un lujo cultural que conlleva un coste municipal", añade. Petra también ha denotado el descenso de público, una situación que contrasta con la de Artà que en 2009 tuvo casi 7.000 espectadores más que en 2008.
La inmensa mayoría participa del Circuito de Artes Escénicas de Mallorca (CAEM), una entidad que permite aunar esfuerzos y la colaboración conjunta de los teatros de la isla para rentabilizar espectáculos y recibir subvenciones. En la actualidad aglutina unos 21 espacios.
Oferta ´vs´ demanda
Tanta oferta cubre de sobra la demanda. Hay quien cree que su cantidad es excesiva. Maribel Sancho responsable del teatro de Artà, opina, al igual que Andreu Servé, técnico de Santanyí; "tantos teatros no son necesarios". "Se levantaron con el boom del PP con las subvenciones para infraestructuras", comenta Sancho, que echa en falta una "mayor planificación" e inversión. "Es como si te dan un Mercedes y luego sólo tienes gasoil", afirma, al tiempo que denuncia la "escasa formación" de muchos trabajadores. Para Sancho lo más importante en estos momentos es la creación de un "observatorio municipal" que analice en profundidad el sector para saber qué rumbo deben tomar las artes escénicas en la isla. Y es, asimismo, partidaria de la centralización por comarcas de este tipo de instalaciones para evitar que la oferta se disperse. Sin embargo, se optó por otro modelo muy diferente, del que hoy quizás se estén sufriendo las consecuencias.
Diario de Mallorca
No hay comentarios:
Publicar un comentario