domingo, 22 de noviembre de 2009

Cuando quiere, el PP sabe hacer oposición


(LD) Un partido en la oposición que quiera ser fiel al mandato electoral de todos los españoles, debe poner al gobierno frente a sus mentiras y exigir una aclaración completa de todo lo sucedido con la asunción correspondiente de responsabilidades políticas.

Los insultos reiterados hacia el Partido Popular por parte del equipo ministerial protagonista de una de las escenas más lamentables a nivel internacional de los últimos tiempos, en el caso del secuestro del pesquero Alakrana, demuestran, por un lado el nerviosismo de un Gobierno superado por una crisis que no ha sido capaz de gestionar con el más mínimo decoro en interés de España, y por otro el acierto de Rajoy al actuar con toda contundencia en el momento político oportuno.

La actuación del PP en la crisis del Alakrana ha sido impecable, manteniendo discreción mientras la seguridad personal de los pescadores así lo requería y, tras alcanzarse una solución, censurando con toda severidad la cadena de despropósitos de un Gobierno cuyo nivel de ineptitud ha rayado a niveles nunca antes alcanzados, lo que resulta notable, acostumbrados como estamos a los desastres protagonizados por Rodríguez Zapatero y sus ministros.

Cada vez hay más datos que confirman que el Gobierno ha mentido a todos los españoles, una conclusión a la que cualquiera podía llegar aplicando simplemente el sentido común a la cadena de hechos en el caso Alakrana y las informaciones que vamos conociendo corroboran de forma incontestable. En esta tesitura, un partido en la oposición que quiera ser fiel al mandato electoral de todos los españoles, le hayan votado o no, debe poner al Gobierno frente a sus mentiras y exigir una aclaración completa de todo lo sucedido con la asunción correspondiente de las responsabilidades políticas a que haya lugar, que no son pocas, comenzando por una vicepresidenta del Gobierno en las horas más bajas de toda su gestión y una ministra de Defensa que ha convertido la improvisación y la falta de nervio político en ejes de su mandato. Por no hablar de Moratinos, una figura tan amortizada desde hace años al que exigir su dimisión es, más que un imperativo político, un acto de conmiseración hacia su persona; o el propio Rodríguez Zapatero, dispuesto a seguir aferrado al poder a cualquier precio que, por supuesto, siempre acabamos pagando todos los españoles.

Los ministros de Zapatero insisten en los últimos días en equiparar al PP con los proetarras o los delincuentes marítimos, según les convenga en cada caso concreto. Ahora bien, si criticar al Gobierno por sus errores es colaborar con el terrorismo ¿Qué decir de la actitud del partido socialista tras los atentados del 11-M? Los beneficios políticos de la censura política que está ejerciendo el PP en los casos Sitel y Alakrana están por ver; al PSOE, en cambio, su estrategia de acoso y derribo del Gobierno de Aznar le dio las llaves de La Moncloa. Aplíquense los socialistas este sencillo silogismo antes de insultar a la oposición por cumplir con su obligación constitucional.

Porque eso es exactamente lo que están haciendo Mariano Rajoy y el PP frente a las mentiras de Rodríguez Zapatero, cumplir con su función democrática, y además sin ningún complejo, que es lo que exige la situación crítica por la que atraviesa el país y sus propios votantes le vienen reclamado desde hace largo tiempo. Si se trata de un cambio en la estrategia opositora de Rajoy o solamente un arrebato puntual en clave interna es algo que sólo el tiempo podrá certificar. En todo caso, en estos momentos no cabe si no felicitarse por la gallardía de un partido popular que, por una vez, está en el sitio que debe estar. Ni más ni menos.

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