jueves, 14 de enero de 2010

Toda la verdad sobre Haití y nosotros

Ayer les contábamos que Haití es el país más pobre del hemisferio. Es vecino de Puerto Rico, de santo Domingo, de Cuba y sin embargo tiene una esperanza de vida a penas de 52 años. Sólo una de cada 50 personas percibe un salario en un país cuya riqueza forestal ha sido arrasada y que apenas vive de la exportación de manufacturas, café, aceites y mango.

Cristina López Schlichting

La deuda exterior supera los mil millones de dólares ¿Cómo es posible? Pues es que la historia de Haití es un verdadero despropósito. El primer país independiente de Iberoamérica, que se reputa haber abolido la esclavitud en primero lugar, nació desgraciadamente sobre el odio. En 1804 el general Jean-Jaques Dessalines proclamó la independencia diciendo literalmente que la nueva Constitución tenía que haberse escrito con sangre de los colonos de la metrópoli y sobre una piel de hombre blanco, usando la calavera de este como tintero. A partir de semejante base el país anduvo dos siglos a la deriva. De todos los dictadores, reyes, presidente y hasta emperadores- porque todo ha habido en la historia de la ex colonia francesa- sólo tres han muerto de muerte natural. El resto fue asesinado, descuartizado, se suicidó, fue derrocado y expulsado de Haití, violentamente. Es un país tan corrupto que doña Michèle Pierre-Louis, que fuera Primera Ministra hasta octubre pasado, llegó a comentar agotada que era imposible hacer nada con una nación de apenas nueve millones de personas que estaban dominadas por élites mulatas abyectas que les leo el entrecomillado: “Son como un elefante enorme sentado sobre el país que le impide respirar.”

Mirando este desastre y reflexionando he pensado que a veces tenemos la tentación de considerar que nuestra vida corriente, la que discurre conduciendo un taxi esforzadamente, o despachando en la barra de un bar durante largos años, o limpiando una casa en la soledad desconocida del hogar, no merece la pena y me he dado cuenta de que lo falso que es esto. Cada instante de nuestra vida responde a una decisión de la libertad de de ser honrado o bandido, misericordioso o egoísta, en definitiva de ser bueno o malo. Y eso, curiosamente, y me temo que tenemos un ejemplo delante de los ojos, determina la historia de la humanidad. Una desgracia como la de Haití solo se explica, a parte de los tremendos desastres naturales del entorno y el reciente terremoto por ejemplo, por una cadena perversa de bandidos y gente corrupta que generación tras generación ha vuelto la espalda a la decencia. Pobre pueblo.

Fuente

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bandidos? Sí, pero blancos, extrangeros, ricos y poderosos
http://rebelion.org/noticia.php?id=99481

Catástrofes naturales?
http://www.meteored.com/ram/913/el-proyecto-haarp-mquinas-para-modificar-y-controlar-el-tiempo-el-proyecto-haarp-mquinas-para-modificar-y-controlar-el-tiempo-atmosfrico/

Pobre país, sí.