Antonio Alemany
Esto no es serio: Cort pretende liquidar el recién estrenado carri-bici de las Avenidas y sustituirlo por el corredor que, según el fetichismo cambiante y caprichoso de la izquierda, debe albergar el tranvía. Es decir, se habrán tirado por la borda 500.000 euro- más de 83 millones de las antiguas pesetas- por un capricho de la alcaldesa y su equipo de gobierno: el cotarro de las bicis y, de cara al futuro, el capricho del tranvía.
Esta facilidad con qué eliminan el carril bici revela, no sólo una frivolidad manirrota intolerable en quienes manejan los dineros públicos, sino el estricto carácter fetichista que para la izquierda tienen las bicicletas, por lo visto de un fetichismo inferior al que les provoca el tranvía. O algo peor, puestos a ser malpensados, algo que hay que practicar en esta comunidad autónoma: el fetichismo, no del tranvía ni de las bicis, sino el fetichismo del gasto y de todo lo que sabemos significa el gasto en manos de los políticos.
En cualquier país medianamente civilizado y serio, un episodio de esta naturaleza provocaría la fulminante dimisión de todo el equipo de gobierno responsable de la ordalía. Sobre todo teniendo en cuenta los momentos que vivimos: estos 83 millones de las antiguas pesetas que se emplearon para un inútil y fracasado carril bici podrían haberse empleado en asistir a los miles de necesitados que precisan de ayudas públicas para sobrevivir. Lo terrible de este caso no es sólo la indecencia del manirrotismo, sino la impunidad con que pueden cometerse este tipo de estafas- la palabra es la correca- a la ciudadanía y sin que pase nada.
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