martes, 1 de diciembre de 2009

Lo que faltaba

LUCÍA MÉNDEZ

A este paso, el presidente Zapatero tendrá que hacer una crisis de Gobierno para crear el Ministerio de los Secuestros, Intervenciones Humanitarias en Aeropuertos y Ayuda en general a los Turistas. Los ministros que ahora se ocupan de estas cuestiones ya han dado muestras de agotamiento y hartazgo porque se les acumula el trabajo. A la vicepresidenta De la Vega se la vio al límite de sus capacidades y de sus errores durante el secuestro del Alakrana. Le salían gallos en las ruedas de prensa después del Consejo de Ministros y llamaba por teléfono a todo el mundo de forma compulsiva.

Miguel Ángel Moratinos ya no puede más. Primero el Alakrana y ahora Aminatu Haidar. La activista saharaui está sacando de sus casillas al Gobierno, y no es de extrañar. Lo de menos es cómo llegó esta mujer a Lanzarote y por qué pasó la aduana sin pasaporte. Ella no llegó en patera porque era alguien importante, condecorada por la Fundación Robert Kennedy. Por eso la dejaron pasar y ahora se les ha subido a las barbas. Haidar ha rechazado las muchas variantes que el Ejecutivo español le ha dado para volver a El Aaiún. Aparte de un chalé en Marbella, le han ofrecido de todo. Armada con su botella de agua, rodeada de admiradores y con los ojos cada vez más apagados por el hambre, la valerosa activista quiere que el Gobierno español organice una marcha verde sobre Marruecos para que Mohamed VI le devuelva su pasaporte. Las simpatías que la causa saharahui tiene entre los españoles y los remordimientos del PSOE por haber abandonado políticamente al Frente Polisario llevaron a Moratinos a enviar a su propio jefe de Gabinete a la terminal del aeropuerto de Arrecife para cumplimentar a Aminatu Haidar y su séquito. El caso tiene mala solución si ella se niega a aceptar la comida y los pasaportes que le ofrecen. Pero es paradigmático de cómo cualquiera es capaz de poner en jaque a este Gobierno. El problema de Haidar era suyo y de Marruecos. Por arte de magia, ahora es de Moratinos y, si seguimos así, será Zapatero el que vaya al aeropuerto a darle de comer.

Lo que le faltaba al ministro de Exteriores es otro secuestro, ahora en Mauritania. Hace un año fue él quien se encargó de liberar a tres cooperantes de Médicos sin Fronteras en Somalia. Con absoluta discreción, el CNI ayudó a pagar el rescate y nadie dijo ni una palabra. El precedente del Alakrana, sin embargo, no augura nada bueno. Esta vez será con luz y taquígrafos.

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