miércoles, 9 de abril de 2008

PERE FERRER GUASP. Historiador: ´El contrabando fue un medio de subsistencia para Mallorca durante la posguerra ´

Pere Ferrer es biógrafo del financiero Joan March, autor del libro "Contraban, República i Guerra".

En este libro explica como las prácticas de contrabando se dieron en tiempos de pobreza para abastecer las necesidades básicas del pueblo.Había productos de primera necesidad que no podían conseguirse sin era a base del comercio ilegal.Muchas enfermedades y carencias alimenticias no podrían haberse erradicado si no fuera por el mercado negro. Sin contrabando, se hubiera dado una mayor mortandad y desnutrición.
Pere ha investigado conociendo personaje matuteros en la isla que le han contado su testimonio. Sabe que hay hoteleros en Mallorca que levantaron su primera planta hotelera, allá en los años 60, con capitales conseguidos con las ventas de mercado negro.

Define a Joan March, el mayor contrabandista, como un capitalista moderno, puesto que a diferencia de los mallorquines ricos que pretendian parecerse a los botifarres, reproduciendo el modelo feudal, Joan March no compraba fincas y las capitalizaba para producción agrícola como los aristócratas, sino que compraba parcelas, las vendia y especulaba. Acumulaba capital para luego invertirlo en petróleo, abonos e incluso en prensa. Era un visionario que actuaba como un gran empresario americano.
El contrabando de guerra "fue cosa de los grandes capos". Era más peligroso que los otros tipos de comercio ilegal y todo se pagaba a precio de oro: gasolina, armas, piezas de recambio, etc. La droga, en especial la cocaína, pasaba también durante los felices años veinte por las costas mallorquinas para abastecer a Barcelona, a los círculos bohemios e intelectuales.. "En la isla apenas se consumia.
La iglesia también se benefició del mercado negro puesto que en alguna ocasión alguna empresa de contrabando ofrecía donativos para construir determinados edificios eclesiásticos, como es el caso del nuevo seminario-
Las mujeres jugaron un papel importante, puesto que se escondían las mercancias debajo de las faldas, así burlaban los controles y luego vendian estas en el Born, centro neurálgico de la ciudad de Palma.
Dice que el momento actual le recuerda a la época de la Restauración, puesto que los partidos políticos están entrando en una dinámica de ofrecer prestaciones al ciudadano para que sufrague por ellos. "Uno da 400 euros, otro rebajas fiscales...". Todo ello le parece de un clientelismo político, que junto al bipartidismo, le evoca los turnos y el Pactod del Pardo de Cánovas y Sagasta.

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