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domingo, 26 de julio de 2009
Miguel Angel Moratinos:¿De verdad que no se te cae la cara de vergüenza?
LUIS MARÍA ANSON
MIGUEL ÁNGEL MORATINOS: ¿De verdad que no se te cae la cara de vergüenza?
Señor ministro…
¿De verdad que no se te cae la cara de vergüenza tras la indecencia de tu visita oficial a Gibraltar? ¿Es que a tu jefe, el presidente del Gobierno, no se le han enrojecido las mejillas cuando decidió hollar una vez más la dignidad de España, humillando a toda la nación al negociar con Gibraltar, de tú a tú, como si la colonia fuera un Estado soberano? ¿Crees tú, cree tu jefe, que se han equivocado durante 300 años las diversas Monarquías, las distintas Repúblicas, las abominables Dictaduras, los Gobiernos todos del más vario pelaje que decidieron no otorgar a Gibraltar el statu quo que le habéis concedido?
Ciertamente durante tres siglos no se ha conseguido recobrar la soberanía. Ciertamente también, el desatino, Moratinos, de la política zapateresca ha consolidado la situación de Gibraltar con grave deterioro además para la dignidad de España.
En el cuerpo diplomático, que, por cierto, manejas a tu antojo, se suele decir que las tres cosas mejores que le pueden pasar a una persona son las siguientes: ser Papa, ser Reina de Inglaterra o ser secretario de embajada en Santiago de Chile. Habría que añadir ahora una cuarta: ser gibraltareño, es decir, disfrutar del mejor clima, las verjas abiertas, residencia en Marbella o Sotogrande, amparo de la legislación británica y estar en el machito de todos los negocios, incluso los prohibidos.
Con no poco cinismo, el Parlamento británico aprobó que el Reino Unido apoyará siempre la voluntad de los gibraltareños, doctrina por cierto que no aplicó en Hong Kong. Y la voluntad de los gibraltareños no puede ser otra que quedarse como están. Desde hace muchos, muchos años, la única política razonable para Gibraltar, que no se ha cumplido en muy varias ocasiones, es convertir la Roca en una base militar hirsuta, aislada, sin comunicaciones, cerradas las verjas, un lugar invivible, una colonia inhóspita.
Zapatero y tú no sólo habéis hecho lo contrario, cosa opinable, sino que además habéis malherido la dignidad de España, que es la nación soberana de Gibraltar y los gibraltareños.
Sabes, querido ministro, que te tengo en alta estima personal por tu sentido de la solidaridad, por tu actitud flexible y razonadora ante los acontecimientos, por tu comprensión de los asuntos internacionales. Pero la pleitesía que has rendido al gobierno gibraltareño ha pasado de castaño oscuro y te escribo estas líneas con estudio pero también con la ira que despiertan en el español medio las tropelías que se cometen contra la dignidad de España.
Etiquetas:
Politica exterior
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