Trabajar casi 5 meses para el Estado, como ocurre en la España del presente, donde la presión fiscal no para de crecer, es una forma de esclavitud. Si, además, ese Estado es insostenible porque mantiene a más del triple de los cargos y funcionarios que el país necesita, la esclavitud es más denigrante, si cabe. Si, además, el sector público español, víctima de la cultura parasitaria de la casta política, no deja de crecer, incluso en tiempos de crisis, la esclavitud de los españoles frente al Estado es ya lo bastante sádica y malévola para que deba ser erradicada como un cáncer. ( Leer más...)
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