Hay un pliego de agravios contra Cataluña que viene de lejos que es, si se me permite la expresión, “histórico” y es “histórico” porque es recurrente y es recurrente porque está dentro de la lógica de la geopolítica y de la política a secas. Cataluña, como entidad política, no existe cuando se produce la Conquista de Jaime I ni tampoco existe como entidad soberana cuando el nefasto Pedro IV de Aragón liquida físicamente a nuestros monarcas y a nuestro Reino e inaugura el largo y ominoso periodo de la Deuda como castigo a los mallorquines que pesará durante siglos como una losa sobre nuestra economía y hasta sobre el hambre de los isleños agobiados por las exigencias de los acreedores. No existe Cataluña como entidad soberana ni con Jaime I ni con Pedro IV, pero si existen los catalanes que participan de forma decisiva en la aventura de la Conquista y existen los catalanes que serán los detentadores de la Deuda Pública que agobiará a los mallorquines durante siglos.
2 comentarios:
"Cataluña, como entidad política, no existe..." ¿Entonces qué era el condado de Barcelona -que fue aglutinando, además, a los demás condados catalanes-? Porque no se llamase Cataluña no quiere decir que no tuviera -que la tenía- tanta soberanía política como el reino de Aragón (aparte de que Aragón y Cataluña se vinculan dinásticamente cuando el rey aragonés Ramiro SOLICITA AYUDA al poderoso conde catalán Ramón Berenguer IV. Es muy fácil hablar de "pancatalanismo" y no ver el "pancastellanismo" o "panespañolismo" que no soporta nada que no sea intrínsecamente español (y en español).
No existía Cataluña y el condado de Barcelona no es una nación ni un Estado.
Y lo de que fue aglutinando al resto de condados tampoco es exacto.
Cataluña ni existía ni existe como nación ni como Estado. No ha existido nunca por mucho que lo repitan.
Y quererar enfrentar el pancatalanismo con el pancastellanismo en relación de igual a igual es de ilusos y de soñadores decimonónicos, rancios y casposos. Y lo del pan-castellanismo no lo emplea nadie, solo algunos ignorantes catalanistas de última hornada, o sea, los carotas.
Teresa Puerto te lo dirá mejor que yo y también Antoni Alemany, claro.
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