viernes, 28 de noviembre de 2008


Cada modelo de automóvil tiene para las personas su correlato en forma humana o animal

Estudio de la Universidad de Florida.

LOS ANGELES, 26 Nov. (OTR/PRESS) -


Si hay alguien que cree que su coche tiene una cara simpaticona o que el de su jefe refleja lo agresivo que es su dueño puede que no ande muy desencaminado en su análisis y, además, no tiene por qué preocuparse, no está loco. Un estudio de la Universidad Estatal de Florida ha demostrado que los coches tienen personalidad, o al menos que así lo consideramos los humanos cuando nos plantamos frente a cualquier vehículo. Tanto es así que a cada modelo de automóvil le atribuímos una cara y una personalidad correlativa a lo que conocemos en el reino animal o entre nuestros congéneres en función de lo que nos inspire su línea de diseño.


Después de complejos análisis estadísticos, el estudio de la Universidad Estatal de Florida ha demostrado que mucha gente detecta rasgos humanos en la parte frontal de los automóviles e incluso, en función de la forma de ésta, le atribuye rasgos de personalidad sólo aplicables al ser humano. Aunque lo cierto es que diseñadores, directores de cine o dibujantes de cómics han fantaseado largo y tendido sobre la posibilidad de coches animados y con caras, el estudio de la universidad estadounidense es el primero en investigar este tipo de fenómeno sistemáticamente.


"El estudio confirma con cierto rigor lo que mucha gente sentía hasta ahora, que los coches parecen tener asociados rasgos de personalidad, y que son similares a la forma en la que la gente percibe las expresiones faciales", explica Dennis Slice, profesor de la Universidad Estatal de Florida en declaraciones recogidas por otr/press. El científico explica que el estudio realizado permitirá a los fabricantes de coches diseñar sus próximos modelos de tal forma que transmitan agresividad, enfado o masculinidad o todo lo contario en función del público al que se dirijan.


Para la realización de este estudio, los investigadores le pidieron a 40 personas que observasen atentamente imágenes por ordenador en tres dimensiones o impresiones de 38 coches fabricados entre los años 2004 y 2006 de hasta 26 marcas distintas. El 32,5% de ellos asociaron rasgos humanos o animales al 90% de los vehículos que visionaron: los faros se comparaban con los ojos, el emblema con la nariz y la rejilla delantera de los coches con la boca. Además, se les pidió que calificaran cada vehículo con 19 ragos de personalidad humanos, como la madurez o la amistad.


LOS COCHES AGRESIVOS GUSTAN MÁS


"En nuestro estudio, generalmente la gente coincidía en sus calificaciones", explica Slice, señalando que el 96% de los que participaron en el estudio coincidían a la hora de considerar un coche más agresivo o más sumiso. "Tiene que haber algún tipo de mensaje consistente que se percibe en el morro de los coches", señala el investigador. Así, los coches considerados agresivos y poderosos tenían todos el morro alargado y faros angulados, frente a aquellos considerados infantiles o sumisos, con faros redondeados y muy separados el uno del otro, como si el coche sonriera.


Precisamente, fueron los primeros, los considerados más masculinos, arrogantes, maduros y 'enfadados' los que mejor valoración obtuvieron en el estudio, de lo que Slice obtiene, asegura, datos muy interesantes para futuros estudios sobre comportamiento de la gente al volante y de los propios peatones: por ejemplo ¿se extrapola lo que la gente percibe al ver el coche a lo que piensa de los que lo conducen? o ¿cómo afecta dicha percepción del vehículo en el comportamiento de sus conductores hacia otros coches que circulan junto a él en la carretera?.

Además, el estudio provee a los investigadores una buena medida de nuestra psique prehistórica, explica Slice. Los científicos aseguran que, a lo largo de la evolución humana, nuestros cerebros han ido cambiando de forma que puedan obtener el máximo de información posible de la cara de una persona, con el fin de detectar una actitud amigable o un peligro potencial. Como resultado, señalan los investigadores, los humanos no podemos evitar ver caras en todas partes, como en las nubles, las piedras o, como es el caso del estudio, en los coches.

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