Sevilla / ANTONIO PARDAL, EMPRESARIO ECIJANO Y DENUNCIANTE EN EL CASO MERCASEVILLA
Cuando Pardal habla, el PSOE tiembla. Su declaración ante la Policía fue vital para destapar las irregularidades en la venta de suelo de Mercasevilla y el pago de presuntas comisiones
Día 19/02/2011 - 21.29h
El empresario sevillano Antonio Pardal, dueño de Larena98, que tenía un derecho de superficie sobre los terrenos de Mercasevilla, denuncia la maquinación que, en su opinión, realizaron altos cargos del Ayuntamiento hispalense y de la empresa municipal para favorecer a otra sociedad en el concurso de la venta de suelos de Mercasevilla, considerado «fraudulento» por la jueza Alaya. Mercasevilla optó por la peor oferta económica, inferior en casi 60 millones de euros a la segunda.
—¿Qué le llevó a denunciar la operación de venta de los suelos de Mercasevilla a Sando?
—La Policía fue primero a mi casa de Madrid y me dijo que quería todos los papeles. Les mandé una maleta llena de papeles y aún así les pareció poco . Así que les mandé más más papeles.
—Hay quien dice que usted lo ha hecho porque está enfermo.
—No, lo he hecho porque yo siempre he querido hacer algo por Andalucía, que es mi tierra. Lo máximo que he hecho por Andalucía son mis declaraciones ante la Policía.
—¿Ha recibido amenazas?
—No e incluso las entidades de créditos sevillanas me tratan con mucho cariño a nivel de presidentes. Diría que incluso me respetan más ahora.
La mayoría de los concursos están amañados
—La jueza instructora del Caso Mercasevilla, Mercedes Alaya, ha tirado del hilo de Mercasevilla y ha llegado al fraude de los ERE en la Junta.
—Alaya es un ejemplo de jueza, una extraordinaria profesional. Puede con todo. Ella sigue tirando el hilo y vamos a ver dónde termina el ovillo.
—¿Quién mandaba en Mercasevilla?
—Daniel Ponce, el ex director adjunto. Es un listo pícaro de los que han existido siempre en Sevilla, como decía Quevedo.
—¿Cree que el ex director general de Mercasevilla, Fernando Mellet, o Daniel Ponce actuaron por libre?
—No, actuaron a la orden «de». Ellos tenían línea directa con el alcalde y el PSOE.
—¿Un alcalde puede estar ajeno a una operación como ésta?
—No. Ni el alcalde ni IU ni Sando eran ajenos a la operación.
—¿Hasta dónde cree que llega la implicación de Monteseirín?
—La culpa de lo que pasó es de Monteseirín, de IU y del socialista Javier de Paz, presidente de Mercasa (accionista del 49% de Mercasevilla), ex secretario general de las Juventudes Socialistas y compañero de baloncesto de Zapatero. Este señor se ha ido de rositas, a pesar de que nada se hacía en Mercasevilla sin su autorización.
—¿Qué participación tuvo Torrijos en esta operación?
—Directamente ninguna. A mí llegó una persona en nombre de Torrijos y me pidió cien millones de pesetas para que la operación se hiciera. Me dijo que era la práctica habitual. A mí me decían en Mercasevilla que había que convencer a Torrijos para aprobar operaciones porque él mandaba más que el alcalde.
—¿Quién era el presunto «mandado» de Torrijos?
—No me acuerdo de su nombre, pero sí de su cara.
—Usted afirma que el alcalde le dijo que no le daría licencia para hacer naves en Mercasevilla, pero que le tranquilizó diciendo que «todo se arreglaría». ¿A qué se refería?
—Se refería a la compensación que yo podría recibir porque me vendieron el derecho de superficie de un suelo asegurándome que podía construir naves, pero no podía porque no era suelo industrial. Después aparece Sando con las naves hechas y no sé con qué licencia.
—Dice que Manuel Marchena, ex gerente de Urbanismo, le ofreció «amañar» el concurso de Mercasevilla y que renunciara al derecho de superficie a cambio de participar en la promoción de una VPO. Es su palabra contra la de él.
—Pues vayamos a un careo. Que yo sepa, Marchena no me ha denunciado por ahora por lo que he dicho.
—De igual forma, usted ha declarado que el ex director general de Empleo de la Junta, Francisco Javier Guerrero, implicado en el fraude de los ERE, le ofreció también una ITV en Mercasevilla.
—La ITV me la ofrecieron Mellet y Daniel Ponce para compensarme porque no podía hacer las naves en Mercasevilla. Para tranquilizarme de que la Junta realmente me darían una ITV, convocaron un almuerzo con Guerrero, quien me dijo que el proyecto era viable.
—Noga ofreció hasta 158 millones, incluyendo compensaciones por los terrenos que después Sando se llevó por 52 millones. Noga no protestó. Hay algo que no cuadra.
—Claro que no. Si a mí me compensaron con un millón de euros por echarme a la calle porque no podía hacer las naves en Mercasevilla, han podido compensar a Noga prorrogándole las licencias ocho años hasta que pase la crisis y de esta manera no caducan las licencias y no hay que volver a pagar. Es una manera de pagar sin pagar.
—Cuando nos habíamos olvidado del Caso Guerra y del Caso Ollero, y resulta que se vuelven a repetir. ¿Son las «mordidas» o comisiones en la Administración algo habitual?
—Así es.
—¿Está diciendo que el que no pasa por el aro no hace negocios con la Administración?
—Sin ninguna duda. Si no estás en el corralito andaluz, no tienes nada que hacer aquí. Si vienes de fuera, como yo, no entras. Por eso, los concursos les tocan siempre a los mismos. Estar en el corralito es contribuir a la causa y contribuir a la causa es pagar la mordida. Eso ya lo dijo Maragall. No es un invento mío.
—¿Piensa que muchos concursos están amañados?
—La mayoría, aunque es un pensamiento mío.
—Cree usted que con lo investigado por la jueza Alaya, muchos cargos del PSOE acabarán en la cárcel.
—No porque el poder es el poder. Al final acabarán en la cárcel los segundos espadas, es decir, políticos de segunda división y alguno de primera división. Los figuras no caerán. Alaya es una gran instructora, pero ahora pasa a otro juez, luego está la Audiencia...
—¿Cree que si Juan Espaldas es alcalde, habrá una diferencia en la gestión municipal del PSOE?
—Habrá cambio con cualquier otro porque habrá un antes y un después de Monteseirín. Este latrocinio no creo que continúe porque la sociedad no puede sostenerlo.
—Hay decenas de imputados a raíz del caso Mercasevilla y aquí no dimite nadie.
—No dimiten porque es su oficio y su carrera. No saben hacer otra cosa.
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