A IZQUIERDA SIEMPRE ES VIOLENTA Y, en algunos casos en que ve imposible alcanzar el poder democraticamente, terrorista
JAVIER ADÁN / Murcia
El PP acusa al Gobierno de 'permitir una espiral violenta' contra Valcárcel
Corresponsal
El presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, pidió ayer la dimisión del delegado del Gobierno al «permitir la espiral de violencia» contra el PP murciano y considerarle responsable de la agresión sufrida por el consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz. Sigue en página 10
La disputa viene al hilo de la gota que ha colmado el vaso: Pedro Alberto Cruz recibió una paliza de tres desconocidos el pasado sábado a la puerta de su casa, de la que se recupera en el hospital Reina Sofía tras ser intervenido quirúrgicamente.
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, dijo ayer que los dirigentes del PSOE de
Murcia que «ahora condenan» la agresión contra el consejero deben preguntarse «qué consecuencias está teniendo el comportamiento virulento» contra el Gobierno murciano.
Cospedal consideró «inadmisible» la agresión así como el clima de «alteración social» que se produce «desde hace tiempo» en la región de Murcia «frente a la inacción del Ministerio del Interior».
Por ello, exigió al ministro Alfredo Pérez Rubalcaba que «cumpla con su obligación» y «garantice la seguridad» de los miembros del Gobierno de Murcia que, dijo, están trabajando por «la prosperidad» de la autonomía.
Por el contrario, el secretario de Política Municipal del PSOE, Antonio Hernando, afirmó con rotundidad que es «rastrero e irresponsable» culpar al PSOE de la agresión sufrida por el consejero. Para Hernando, que De Cospedal «responsabilice» al PSOE de la agresión «en lugar de culpar a los únicos responsables, que son los violentos», es «una barbaridad y una insensatez». En este sentido, el dirigente socialista añadió que «el PP y De Cospedal están haciendo acusaciones indecentes e irresponsables».
A juicio del presidente de Murcia y líder regional del PP, Ramón Luis Valcárcel, que ayer se reunió de forma extraordinaria con la dirección local del partido, la pasividad y dejación de funciones del Delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, es persistente desde el pasado día 22 de diciembre de 2010.
Esa fecha marcó el comienzo de los primeros altercados. Todo comenzó con el anuncio de aprobación de una ley extraordinaria de recortes económicos que afecta especialmente a las retribuciones de los funcionarios.
Cospedal reprochó al PSOE de Murcia que haya condenado las agresiones después de haber «abanderado» y «encabezado» manifestaciones por los ajustes del Gobierno murciano, cuando éstos son «mucho menores» que los realizados por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, que han sido «los más importantes de la historia».
Para Valcárcel, «la repugnante agresión sufrida por el consejero de Cultura supone un atentado político contra un representante de nuestro sistema democrático», y el delegado del Gobierno no ha estado a la altura de las circunstancias. El presidente regional cree que, «lejos de tomar las medidas para proteger a un partido que está siendo perseguido, se nos ha acusado de victimismo».
Al parecer, la Policía ha localizado a un testigo que podría dar pistas sobre los autores de la brutal agresión al consejero. Según algunos representantes del PP, los tres individuos podrían ser sicarios pagados para llevar a cabo la terrible acción, dado su modo de operar. Uno, que le esperaba en el portal de su casa en el centro de Murcia, fue quien le golpeó duramente con un puño de hierro mientras los otros le sujetaban.
A la salida de la reunión extraordinaria de la junta directiva del PP de la región de Murcia, varios miembros del partido amigos del consejero afirmaron que: «Hoy más que nunca, todos somos Pedro Alberto», en apoyo y solidaridad con el responsable de Cultura.
«Perseguidos»
El presidente considera que desde la primera manifestación ilegal del 22 de diciembre, contra la que no se actuó desde la Delegación del Gobierno, se ha venido gestando una inquina por parte de los «movimientos de izquierda», en palabras del propio Valcárcel, que se materializa en una consigna: «Persigamos a los miembros del Gobierno allá donde estén». «Y han sido perseguidos», según el presidente murciano, hasta tal punto que esos sectores han puesto una diana sobre el rostro de Pedro Alberto Cruz.
El alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara expresó también su apoyo, cariño y solidaridad a la familia del consejero, a quien deseó un pronto restablecimiento para que pueda continuar con la «brillante y excepcional labor que está desarrollando al frente de la cultura y el turismo de la Región de Murcia».
Asimismo, lamentó la «permisividad con que se trata a quienes de una forma continuada ponen en la diana al Partido Popular, a sus dirigentes y, de una manera especial, al consejero Cruz». El PP de Murcia ha recogido documentación con declaraciones a los medios de comunicación de los máximos responsables socialistas de la región en las que considera que se ponía al político agredido en el disparadero público al albur de eventuales acciones violentas por parte de exaltados.A Begoña García Retegui, actual candidata socialista a la Presidencia de la comunidad, el PP le atribuye frases como ésta: «Ha llegado el momento de que el consejero de Cultura se plantee su dimisión y deje de ser el gran consentido por ser el sobrinísimo del presidente Valcárcel». Pedro Saura, secretario general de los socialistas murcianos, también le echó gasolina al tema: «Espero que Valcárcel no tenga ningún sobrino más que colocar». Los tres agresores del consejero murciano lo hicieron al grito de «sobrinísimo».
OORBYT.es
>Vea hoy en EL MUNDO en Orbyt el análisis de Javier Adán sobre la situación en Murcia.
El presidente de Murcia, Ramón Luis Valcárcel, pidió ayer la dimisión del delegado del Gobierno al «permitir la espiral de violencia» contra el PP murciano y considerarle responsable de la agresión sufrida por el consejero de Cultura, Pedro Alberto Cruz. Sigue en página 10
La disputa viene al hilo de la gota que ha colmado el vaso: Pedro Alberto Cruz recibió una paliza de tres desconocidos el pasado sábado a la puerta de su casa, de la que se recupera en el hospital Reina Sofía tras ser intervenido quirúrgicamente.
La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, dijo ayer que los dirigentes del PSOE de
Murcia que «ahora condenan» la agresión contra el consejero deben preguntarse «qué consecuencias está teniendo el comportamiento virulento» contra el Gobierno murciano.
Cospedal consideró «inadmisible» la agresión así como el clima de «alteración social» que se produce «desde hace tiempo» en la región de Murcia «frente a la inacción del Ministerio del Interior».
Por ello, exigió al ministro Alfredo Pérez Rubalcaba que «cumpla con su obligación» y «garantice la seguridad» de los miembros del Gobierno de Murcia que, dijo, están trabajando por «la prosperidad» de la autonomía.
Por el contrario, el secretario de Política Municipal del PSOE, Antonio Hernando, afirmó con rotundidad que es «rastrero e irresponsable» culpar al PSOE de la agresión sufrida por el consejero. Para Hernando, que De Cospedal «responsabilice» al PSOE de la agresión «en lugar de culpar a los únicos responsables, que son los violentos», es «una barbaridad y una insensatez». En este sentido, el dirigente socialista añadió que «el PP y De Cospedal están haciendo acusaciones indecentes e irresponsables».
A juicio del presidente de Murcia y líder regional del PP, Ramón Luis Valcárcel, que ayer se reunió de forma extraordinaria con la dirección local del partido, la pasividad y dejación de funciones del Delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, es persistente desde el pasado día 22 de diciembre de 2010.
Esa fecha marcó el comienzo de los primeros altercados. Todo comenzó con el anuncio de aprobación de una ley extraordinaria de recortes económicos que afecta especialmente a las retribuciones de los funcionarios.
Cospedal reprochó al PSOE de Murcia que haya condenado las agresiones después de haber «abanderado» y «encabezado» manifestaciones por los ajustes del Gobierno murciano, cuando éstos son «mucho menores» que los realizados por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, que han sido «los más importantes de la historia».
Para Valcárcel, «la repugnante agresión sufrida por el consejero de Cultura supone un atentado político contra un representante de nuestro sistema democrático», y el delegado del Gobierno no ha estado a la altura de las circunstancias. El presidente regional cree que, «lejos de tomar las medidas para proteger a un partido que está siendo perseguido, se nos ha acusado de victimismo».
Al parecer, la Policía ha localizado a un testigo que podría dar pistas sobre los autores de la brutal agresión al consejero. Según algunos representantes del PP, los tres individuos podrían ser sicarios pagados para llevar a cabo la terrible acción, dado su modo de operar. Uno, que le esperaba en el portal de su casa en el centro de Murcia, fue quien le golpeó duramente con un puño de hierro mientras los otros le sujetaban.
A la salida de la reunión extraordinaria de la junta directiva del PP de la región de Murcia, varios miembros del partido amigos del consejero afirmaron que: «Hoy más que nunca, todos somos Pedro Alberto», en apoyo y solidaridad con el responsable de Cultura.
«Perseguidos»
El presidente considera que desde la primera manifestación ilegal del 22 de diciembre, contra la que no se actuó desde la Delegación del Gobierno, se ha venido gestando una inquina por parte de los «movimientos de izquierda», en palabras del propio Valcárcel, que se materializa en una consigna: «Persigamos a los miembros del Gobierno allá donde estén». «Y han sido perseguidos», según el presidente murciano, hasta tal punto que esos sectores han puesto una diana sobre el rostro de Pedro Alberto Cruz.
El alcalde de Murcia, Miguel Ángel Cámara expresó también su apoyo, cariño y solidaridad a la familia del consejero, a quien deseó un pronto restablecimiento para que pueda continuar con la «brillante y excepcional labor que está desarrollando al frente de la cultura y el turismo de la Región de Murcia».
Asimismo, lamentó la «permisividad con que se trata a quienes de una forma continuada ponen en la diana al Partido Popular, a sus dirigentes y, de una manera especial, al consejero Cruz». El PP de Murcia ha recogido documentación con declaraciones a los medios de comunicación de los máximos responsables socialistas de la región en las que considera que se ponía al político agredido en el disparadero público al albur de eventuales acciones violentas por parte de exaltados.A Begoña García Retegui, actual candidata socialista a la Presidencia de la comunidad, el PP le atribuye frases como ésta: «Ha llegado el momento de que el consejero de Cultura se plantee su dimisión y deje de ser el gran consentido por ser el sobrinísimo del presidente Valcárcel». Pedro Saura, secretario general de los socialistas murcianos, también le echó gasolina al tema: «Espero que Valcárcel no tenga ningún sobrino más que colocar». Los tres agresores del consejero murciano lo hicieron al grito de «sobrinísimo».
OORBYT.es
>Vea hoy en EL MUNDO en Orbyt el análisis de Javier Adán sobre la situación en Murcia.
JAVIER ADÁN / Murcia
Acoso sin tregua a los 'populares' de Murcia
Las medidas contra la crisis colocan en la diana al presidente Valcárcel
Corresponsal
La paliza sufrida el pasado sábado por el consejero de Cultura de Murcia, Pedro Alberto Cruz, que ha requerido los servicios de Cirugía Maxilofacial del Hospital General Universitario regional, ha sido la culminación de una escalada de violencia contra los miembros del Gobierno murciano y del PP que se inició el 22 de diciembre de 2010.
El comienzo de todo fue la presentación, en la citada fecha, de la Ley de Medidas Extraordinarias para la sostenibilidad de las Finanzas Públicas que, en especial, recortaba complementos salariales de los funcionarios. Esa jornada culminó con una manifestación espontánea frente a la Cámara de Comercio de Murcia donde Ramón Luis Valcárcel recibía un premio. Cientos de personas se concentraron en la puerta e intentaron entrar por la fuerza, sin que la Policía interviniera. Más tarde, los disturbios se trasladaron a la casa del presidente, que reside en las proximidades, y afectaron a su hija, que fue increpada. Al día siguiente, 23 de diciembre de 2010, la concentración multitudinaria se trasladó a la Asamblea Regional en Cartagena. Miles de personas se concentraron frente al Parlamento autonómico para intentar evitar la aprobación de la ley y se registraron enfrentamientos con las fuerzas de orden público.
Desde esa fecha del comienzo de la Navidad en la que el Ejecutivo regional tomó las duras medidas económicas, los miembros del Gobierno han estado en el objetivo de las protestas ciudadanas y sindicales a razón de una o dos movilizaciones a la semana.
Con el comienzo del curso 2011 se habían intensificado las protestas. De hecho, la mayor manifestación tuvo lugar el pasado 12 de enero y reunió a decenas de miles de personas. En esta ocasión, algunos exaltados volvieron a tirar huevos y petardos contra la fachada de la vivienda de Ramón Luis Valcárcel, presidente de la comunidad autónoma, protegida por un discreto cordón de seguridad.
El presidente de Murcia se cuestionó ayer por qué no se había actuado al comienzo de la escalada de violencia. En foros de internet se han recogido insultos contra el consejero de Cultura y manifestaciones incitando a aumentar la violencia contra él, y desde el PP se ha puesto en conocimiento de los tribunales tales hechos para perseguir legalmente a sus autores.
La paliza sufrida el pasado sábado por el consejero de Cultura de Murcia, Pedro Alberto Cruz, que ha requerido los servicios de Cirugía Maxilofacial del Hospital General Universitario regional, ha sido la culminación de una escalada de violencia contra los miembros del Gobierno murciano y del PP que se inició el 22 de diciembre de 2010.
El comienzo de todo fue la presentación, en la citada fecha, de la Ley de Medidas Extraordinarias para la sostenibilidad de las Finanzas Públicas que, en especial, recortaba complementos salariales de los funcionarios. Esa jornada culminó con una manifestación espontánea frente a la Cámara de Comercio de Murcia donde Ramón Luis Valcárcel recibía un premio. Cientos de personas se concentraron en la puerta e intentaron entrar por la fuerza, sin que la Policía interviniera. Más tarde, los disturbios se trasladaron a la casa del presidente, que reside en las proximidades, y afectaron a su hija, que fue increpada. Al día siguiente, 23 de diciembre de 2010, la concentración multitudinaria se trasladó a la Asamblea Regional en Cartagena. Miles de personas se concentraron frente al Parlamento autonómico para intentar evitar la aprobación de la ley y se registraron enfrentamientos con las fuerzas de orden público.
Desde esa fecha del comienzo de la Navidad en la que el Ejecutivo regional tomó las duras medidas económicas, los miembros del Gobierno han estado en el objetivo de las protestas ciudadanas y sindicales a razón de una o dos movilizaciones a la semana.
Con el comienzo del curso 2011 se habían intensificado las protestas. De hecho, la mayor manifestación tuvo lugar el pasado 12 de enero y reunió a decenas de miles de personas. En esta ocasión, algunos exaltados volvieron a tirar huevos y petardos contra la fachada de la vivienda de Ramón Luis Valcárcel, presidente de la comunidad autónoma, protegida por un discreto cordón de seguridad.
El presidente de Murcia se cuestionó ayer por qué no se había actuado al comienzo de la escalada de violencia. En foros de internet se han recogido insultos contra el consejero de Cultura y manifestaciones incitando a aumentar la violencia contra él, y desde el PP se ha puesto en conocimiento de los tribunales tales hechos para perseguir legalmente a sus autores.
Persecución a tres bandas
>Contra el presidente.Los funcionarios se manifestaron frente a la casa de Valcárcel. Lanzaron huevos contra la fachada y corearon: «En este piso está nuestro dinero».
>Contra su hija. El acoso llegó incluso a la hija del presidente, quien también fue increpada por los manifestantes.
>Contra los 'populares'. Las agresiones alcanzaron a José Gabriel Ruiz, secretario general de Presidencia, y al senador Pedro Hernández. Ambos tuvieron que refugiarse en la iglesia de Santo Domingo.
>Contra su hija. El acoso llegó incluso a la hija del presidente, quien también fue increpada por los manifestantes.
>Contra los 'populares'. Las agresiones alcanzaron a José Gabriel Ruiz, secretario general de Presidencia, y al senador Pedro Hernández. Ambos tuvieron que refugiarse en la iglesia de Santo Domingo.
SANTIAGO GONZÁLEZ
'Agitprop' en Murcia
El hecho. El consejero de Cultura de Murcia, Pedro Alberto Cruz, fue abordado por tres tipos, que, al grito de: «Sobrinísimo, hijo de puta», le rompieron materialmente la cara con un puño americano. El hecho tuvo lugar el sábado en el portal del domicilio de la víctima, familiar por vía colateral del presidente autonómico, Ramón Luis Valcárcel.
El contexto. Murcia es una comunidad gobernada por el PP desde 1995. En las elecciones de 2007 alcanzó el 58,5% de los votos y 29 de los 45 escaños que componen la Asamblea Regional. Según la encuesta de EL MUNDO, en las elecciones de mayo los populares van a mejorar sus posiciones en 3,3 puntos y dos o tres escaños. Nunca partido alguno ganó unas elecciones con tanta holgura.
Los antecedentes. El Gobierno murciano, que había pedido autorización a la Vicepresidencia para emitir deuda, recibió la negativa por respuesta. En consecuencia, Valcárcel llevó a la Asamblea Regional un proyecto de Ley de Medidas para la Sostenibilidad de las Finanzas Públicas. Una propuesta de recortes, en línea con el esfuerzo que el Gobierno de España ha pedido a las autonomías; «arrimar el hombro», por decirlo con la campechanía conceptual y la llaneza literaria de la ministra Pajín.
La paradoja. Ya en la huelga general se vio con sorpresa que los sindicatos se manifestaban contra la oposición por las medidas de ajuste del Gobierno, incluso cuando los populares las rechazaban. Era inevitable que los recortes de Valcárcel fueran un detonador para los descamisados, en una operación de agitprop fantástica: acusarlos de no colaborar y, simultáneamente, acosarlos por los recortes.
La revuelta. A lo largo de las últimas tres semanas han sido convocadas varias manifestaciones contra la casa de Valcárcel, la sede del Gobierno y la Asamblea Regional, se le han tirado huevos -así como a su hija, a la consejera de Presidencia y a la directora de la Juventud-, se le ha llamado fascista, se ha obligado a la cadena SER a suspender un acto en el que iban a entregarle el premio Destacados; se han producido agresiones e insultos contra el senador popularPedro Manuel Hernández; el secretario general de la Presidencia, José Gabriel Ruiz, y un fotógrafo de La Verdad.
Las varas de medir. La misma tropilla que esta semana acusaba al Tea Party de estar detrás de la matanza de Tucson considera que la verdadera indecencia en todo esto es que el PP acuse al ambiente creado por los socialistas de fomentar el clima en el que se agrede a los populares murcianos.
El presagio. A medida que las encuestas van empedrando el camino de la derrota electoral, aumentarán los nervios. Este sería un buen momento para que Zapatero repitiera a los suyos uno de los salmos que le copió a Felipe: «La aceptabilidad de la derrota es la esencia de la democracia».
Vía epesimo
El contexto. Murcia es una comunidad gobernada por el PP desde 1995. En las elecciones de 2007 alcanzó el 58,5% de los votos y 29 de los 45 escaños que componen la Asamblea Regional. Según la encuesta de EL MUNDO, en las elecciones de mayo los populares van a mejorar sus posiciones en 3,3 puntos y dos o tres escaños. Nunca partido alguno ganó unas elecciones con tanta holgura.
Los antecedentes. El Gobierno murciano, que había pedido autorización a la Vicepresidencia para emitir deuda, recibió la negativa por respuesta. En consecuencia, Valcárcel llevó a la Asamblea Regional un proyecto de Ley de Medidas para la Sostenibilidad de las Finanzas Públicas. Una propuesta de recortes, en línea con el esfuerzo que el Gobierno de España ha pedido a las autonomías; «arrimar el hombro», por decirlo con la campechanía conceptual y la llaneza literaria de la ministra Pajín.
La paradoja. Ya en la huelga general se vio con sorpresa que los sindicatos se manifestaban contra la oposición por las medidas de ajuste del Gobierno, incluso cuando los populares las rechazaban. Era inevitable que los recortes de Valcárcel fueran un detonador para los descamisados, en una operación de agitprop fantástica: acusarlos de no colaborar y, simultáneamente, acosarlos por los recortes.
La revuelta. A lo largo de las últimas tres semanas han sido convocadas varias manifestaciones contra la casa de Valcárcel, la sede del Gobierno y la Asamblea Regional, se le han tirado huevos -así como a su hija, a la consejera de Presidencia y a la directora de la Juventud-, se le ha llamado fascista, se ha obligado a la cadena SER a suspender un acto en el que iban a entregarle el premio Destacados; se han producido agresiones e insultos contra el senador popularPedro Manuel Hernández; el secretario general de la Presidencia, José Gabriel Ruiz, y un fotógrafo de La Verdad.
Las varas de medir. La misma tropilla que esta semana acusaba al Tea Party de estar detrás de la matanza de Tucson considera que la verdadera indecencia en todo esto es que el PP acuse al ambiente creado por los socialistas de fomentar el clima en el que se agrede a los populares murcianos.
El presagio. A medida que las encuestas van empedrando el camino de la derrota electoral, aumentarán los nervios. Este sería un buen momento para que Zapatero repitiera a los suyos uno de los salmos que le copió a Felipe: «La aceptabilidad de la derrota es la esencia de la democracia».
Vía epesimo
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