martes, 1 de septiembre de 2009

Inquietud ante la gripe A


EL Consejo Interterritorial de Salud confirmó ayer que el curso escolar comenzará con normalidad en las fechas previstas y que sólo los niños con patologías crónicas serán vacunados contra la gripe A, al ser incluidos entre los grupos de riesgo junto con el personal sanitario, las mujeres embarazadas y los enfermos crónicos. Cambia, por tanto, el criterio insinuado en su día por la ministra de Sanidad, según el cual todos los menores de 14 años iban a ser inmunizados frente al virus. Esta interpretación restrictiva de la vacunación, que Trinidad Jiménez atribuye a los planteamientos de la UE, debería ser explicada con todo rigor y detalle a la sociedad española, que desconfía -por razones evidentes- de la capacidad del Gobierno para planificar la respuesta a los problemas. Sanidad opta por un enfoque de perfil bajo, otorgando prioridad al funcionamiento normal de la vida cotidiana y evitando el pánico que podría llevar incluso al colapso del sistema si los pacientes acuden en masa a Urgencias en cuanto aparezcan los primeros síntomas, reales o supuestos. Es una postura razonable, siempre y cuando vaya acompañada de una labor pedagógica seria y responsable. Hay que informar con claridad a la gente de las medidas preventivas que conviene adoptar y de cómo reaccionar ante un temor fundado al contagio. En las últimas semanas el número de víctimas mortales en España se ha incrementado sin que la transparencia informativa haya sido suficiente para tranquilizar a una población que exige no sólo buenas palabras, sino eficacia administrativa y mensajes homogéneos.
Hay otros datos que contribuyen a la inquietud social. En efecto, el 70 por ciento de nuestras empresas no tienen planes específicos para afrontar la pandemia, a pesar de que el ámbito laboral es un entorno natural para la transmisión del virus. Las vacunas tardan más de la cuenta y no se venderán libremente hasta que su aplicación esté garantizada a los grupos de riesgo. Mucha gente puede sentirse desprotegida si no se adoptan medidas de carácter general porque no se trata de un virus que sólo entrañe peligro para determinados grupos, según refleja el análisis objetivo de las víctimas en España y en otros países. ABC ha mantenido desde el primer momento una actitud de colaboración con el Ministerio y las comunidades autónomas para tranquilizar a los ciudadanos y ofrecer información contrastada, lejos de cualquier alarmismo sin sentido. Es necesario continuar en la buena dirección, para lo cual el departamento que dirige Trinidad Jiménez tiene que reforzar su transparencia informativa y ejercer el liderazgo que le corresponde en casos de crisis sobre el conjunto del sistema de salud, evitando que los recelos autonómicos compliquen la reacción frente a un virus que no se detiene ante las barreras administrativas.
A efectos sanitarios, la llegada del otoño es algo más que una cuestión burocrática. La convivencia escolar y laboral crea el caldo de cultivo para un contagio que la OMS no descarta con carácter masivo, aunque -por fortuna- nuestro país mantiene por ahora un índice medio-bajo en los porcentajes internacionales de casos confirmados en proporción a la población.

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