sábado, 15 de octubre de 2011

El lujo corrupto de los socialistas

Felipe González, Pérez Rubalcaba y Rodríguez Zapatero. Septiembre 2011

Europa Press

Dos legislaturas marcadas por los escándalos del aparato socialista

Palacetes, caros restaurantes, burdeles con sauna, estaciones de servicio... los escenarios de corrupción y el despilfarro zapaterista

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Ignacio Peyró (Semanario ALBA), 15 de octubre de 2011 a las 06:34
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Leire Pajín, José María B. y Bibiana Aído

  • Guerra, Zapatero, Pajín y Aído.
  • Leire Pajín, José María B. y Bibiana Aído

Las últimas dos legislaturas han estado marcadas por escándalos socialistas. Hasta ahí, eso parece la tónica habitual del PSOE.Pero una mirada más cercana nos hará ver que los socialistas solo han pecado por exceso de lujo o por inauditas incursiones en la sordidez. De los pisos de ultra lujo a los ínfimos garitos, este es un pequeño paseo por la corrupción de los años de Rodríguez Zapatero.

Hasta entonces, nadie había tenido el descaro de instalarse allí. El Palacio de Viana, subsede de Exteriores en lo mejor del centro de Madrid, guardaba el recuerdo de su habitante más egregio, el Duque de Rivas, y el mejor jardín romántico de la capital. Almargen del espléndido comedor, sus cuartos eran de una funcionalidad -digamos- limitada, y predominantemente austera: una pequeña suite con despacho que solo usó durante un tiempo el ministro Castiella y que volvería a utilizar Javier Solana en un verano en que estaba de Rodríguez.

Solo con Moratinos el Palacio cobró nueva vida, aun a costa del propio Palacio: la pequeña suite se convirtió en un macroapartamento, los tapices de Goya desaparecieron del comedor para instalar el aire acondicionado, y el jardín de viejos rosales se convirtió, por obra y desgracia de Patrimonio Nacional, en un jardín zen a la japonesa. Moratinos, primer ministro en vivir allí de forma permanente, se lo enseñaba ufano a las visitas. Por supuesto, en cuanto Trinidad Jiménez heredó su puesto, lo primero que hizo fue mudarse a Viana con su novio -sí, el cámara tan igualitario que fue denunciado por acoso sexual.Y ahí sigue, contando los días hasta el 20 de noviembre.

Otra que no vivió precisamente mal durante su desventura en el Ministerio de Vivienda fue María Antonia Trujillo. Como su departamento era de nueva creación, el solícito Estado decidió instalar su apartamento personal en un chalé de arquitectura moderna del barrio de El Viso, el más deseado de Madrid, más aún cuando -como era el caso de la extremeña- la vivienda da a los mágicos números cien de la Castellana.

El chalé, de 500 metros cuadrados habitables, tuvo en tiempos un precio cercano a los tres millones de euros. Todo esto, mientras laministra de Vivienda proponía "soluciones habitacionales" de treinta metros cuadrados a la desguarnecida juventud española. Finalmente, incluso a los socialistas les pareció de un lujo impropio el chalé de 500 metros para una sola persona, por lo que decidieron -con sustanciosas obras de por medio- dividirlo en dos y dedicar una parte a la ministra de Vivienda y otra a la ministra de Cultura. También el escándalo público dio la puntilla a los planes de Juan Antonio Belloch, alcalde de Zaragoza, de gastar 100 000 euros en sillas de estilo italiano.

LA MILLA DE ORO

Eso sí, no todos los socialistas han sido tan poco patrióticos en cuestiones de moda. El célebre posado de las ocho primeras ministras de Zapatero en la Moncloa constó, ante todo, de diseños de modistos españoles. La defensa del producto patrio convirtió el posado en una causa cuya bondad quería resonar por encima de los trajes y pieles de 5000 euros -la unidad, ojo- y esos zapatos de Manolo Blahnik objeto de los suspiros de Carmen Calvo. Al fin y al cabo, son zapatos mileuristas: a partir de mil euros el par.

La moda, en efecto, ha sido el súmmum desiderativo de las socialistas: De la Vega ha lucido en público más de
cien modelos, Alborch gastaba túnicas del carisí-si-mo Issey Miyake, y la vicepresidenta Salgado paseaba semanas atrás por laMilla de Oro madrileña permitiéndose decir "esto ya lo tengo todo"mientras las bolsas europeas sufrían uno de los peores cataclismos de su historia. Como fuere, la lujosa Salgado tenía alguien de quien aprender: el propio Zapatero ha sido visto con cinturones de Hermès de quinientos euros la pieza.

Comparativamente, hasta las prendas de Adolfo Domínguez y RobertoVerino de laexviceVogue -chaquetas de 150 a 400 euros, blusas de 80 a 250 euros- parecen modestas frente al gusto marroquinero del antiguo héroe de Rodiezmo. Con dicha austeridad tal vez se sintiera más cerca de la africana común que encontró en la Pasarela Maputo o de la realidad sudamericana que -millones de euros en avión privado de por medio- visitaba cada verano a cargo del Estado. Ahora, caída en desgracia, De la Vega bien puede solazarse en su chalé de La Granja de San Ildefonso -destino aristocrático donde los haya- de 500 metros de superficie, 950 de jardín y solo -jé- 475 000 euros de hipoteca.

Huelga decir que La Granja está a años luz, en distancia y en economía, de aquella casa en Beneixida (Valencia) donde, a efectos del padrón, dijo residir De la Vega en ocasiones. La publicación de las fotografías demostraron que aquella casa era -literalmente- una ruina, y quienes advirtieron de las irregularidades en el empadronamiento de la poderosa vicepresidenta -notablemente la revista Época- fueron amparados por los tribunales. Claro que, si de chalés hablamos, también habrá que referirse a los alardes públicos que hacía del suyo en Estepona el presidente del Senado, Javier Rojo: desde la Cámara Alta, cuentan que el prohombre del socialismo vasco dejó de alardear justo cuando su hija, Patricia Rojo, encargada del urbanismo de dicho municipio de la Costa del Sol, fue imputada en el caso Astapa.

Hay, pese a todo, quien ha pretendido hacer virtud de la pijez. Es el caso de Carme Chacón, autoconfesa "militante del diseño español", que no ha tenido muy en cuenta la seguridad y la tranquilidad de los madrileños a la hora de renunciar a su vivienda oficial -en el bien custodiado ministerio de Defensa- para mudarse a un barrio más céntrico y más in, "que no está muerto los fines de semana". Ya hace como Salgado al ir a yoga: molestar, con su séquito de coches, a todo el vecindario. Ocurre que Chacón, claro, no puede prescindir de según qué lujos de gentes que no cobran por guiar la política de defensa española y, por cierto, los destinos y las vidas de miles y miles de nuestros soldados. Ella, en cambio, no está dispuesta a dejar de darse caprichos como cenar con compañeros socialistas como Manuel Marín y José María Barreda en uno de los lugares más cotizados de la capital, el japonés de fusión Sushi 99, en una de las mejores manzanas del barrio de Salamanca.

Allí, entre vinos blancos del Mosela y langostinos tigre en tempura, podía permitirse, además de insultos a Felipe González, reflexiones muy sentidas sobre los ‘indignados'.

CLIENTELA FILOTERRORISTA

Ciertamente, al lado del antiguo vicepresidente de la CNMV, Carlos Arenillas, los gustos culinarios de la Chacón son de un amateurismo irrelevante. Arenillas, apadrinado por el sincorbatista Miguel Sebastián, se dejó invitar por un inversor del hedge fund español Vega a una cena de 1400 euros en Zalacaín. Que nadie piense que aquello fue como un banquete de bodas: no, no hubo cien personas, sino que fue unmano amano en un local reverente donde gastaron 600 euros entre vinos franceses y portugueses y otros 300 en whiskies de malta de lomás fino. No tanto después, al despedirse de la CNMV -imaginamos que con algún kilo de más-, Arenillas también se dejó invitar, esta vez a Jockey.

Por supuesto, siempre se puede alegar que Jockey es sitio de reunión tradicional de las altas capas financieras. Lo que nadie puede decir es que el hotel más caro de la ciudad, el Villamagna, no casualmente el favorito de Hugo Chávez, sea un lugar propio para que sindicalistas como Cándido Méndez preparen una huelga general. Entre el Buffet Gourmet del restaurante y las notables especialidades cantonesas del mejor chino deMadrid, el Tse Yang, asimismo en el hotel,Méndez "hace años" que es asiduo de dicha casa. Eso no impide que también lo fuera de otras, como El Chaflán, cuando esta aún ostentaba una estrella Michelín.

Como fuere, y a imagen de algunas novelas policíacas, el socialismo hispánico no solo ha ascendido a las cumbres del lujo. No todo han sido bóvedas de veinte millones de euros por un artista a la moda. No todo han sido chalés como el de Zapatero en Vera. No todo han sido subvenciones a uno mismo como el millón de euros que Sinde regaló a su propia película, Mentiras y gordas. No todo queda cifrado en el gusto de Moratinos por los maltas de Talisker y Oban o los selectísimos habanos Trinidad. El PSOE también se ha sentido a gusto en la cutrez e incluso en el lumpen.

Porque las vacaciones de Leire Pajín en un complejo menorquín reservado a funcionarios solo pueden calificarse de cutres, toda vez que se saltó todo el procedimiento de solicitud de uso del lugar y optó por llevarse allí a su recordemos las guerras de Benidorm- no muy presentable familia. Y, si los Pajín estuvieron ahí, es porque cogieron las plazas de otras familias. Y también puede calificarse de cutre -y de algo peor- el que alguien como el presidente del Congreso, José Bono, además de olvidarse como si fueran nada los 316 000 euros de beneficio de la Hípica Almenara, acumulara tales ganancias tras contratar trabajadores de modo irregular. Pormucho dolor que les cause, sin embargo, no es "cutre" el adjetivo que define el mano amano montero del entonces ministro de JusticiaMariano Fernández Bermejo y el juez Baltasar Garzón. Más bien, aquella escena de una rediviva Escopeta nacional hacía pensar en los cortejos de voluntades de las partidas franquistas.

Si la familia de Fernández Bermejo ha vivido de varias gasolineras en la provincia de Ávila, otro que se sienta en la mesa del Consejo de Ministros, José Blanco, también ha sentido la fascinación por estos lugares, que aportan un decorado de cierta sordidez a las últimas agonías del zapaterismo. Porque fue en su provincia natal, Lugo, concretamente en el término municipal de Guitiriz, a donde todo un ministro de Fomento, bien rozagante en su Audi A8 de máximo blindaje, se acercó para atender presuntamente las peticiones de ayuda de un empresario, Jorge Dorribo, imputado por cobro irregular de ayudas. Lo que no se sabe - hablan de 400 000 euros- es a cuánto cobró Blanco, presuntamente, sus favores.

Sin embargo, la degradación no termina ahí: eminentemente, a las legislaturas de Zapatero seguirá unido el nombre del Bar Faisán, establecimiento que, lejos de las glorias culinarias vascas, era y es una franquicia etarra allá en Irún célebre tanto por su clientela filoterrorista como por su mugre. Claro que el Faisán es casi un lugar de bon ton por comparación con la Sauna Gola, célebre para el mundo después de que el prócer socialista gomero Casimiro Curbelo, mano a mano con su hijo, diera en agredir y proferir amenazas contra dos policías, después de intentar acceder sin pagar -¡para eso era senador y socialista- a los servicios de dos de las jóvenes del local de alterne. Los presentes narran que el senador, hombre ya de cierta edad, iba "borracho como un piojo" por la deshumanizada zona de Azca, un lugar poco recomendable, ciertamente: uno puede encontrarse con alguien como Curbelo.

(Periodista digital)

1 comentario:

Unknown dijo...

La mierda flota y de eso debeís saber unmontonazo allá en Mallorca. No es baladí lo que cuentas en tublog y creo que de eso nos estamos dando cuenta todos, incluso los más acérrimos votantes de lo que fuera el frente de batalla obrero allá en los tiempos de felipón. Me parece estupendo que desde todos los lados de país por fin nos demos cuenta de la basura que nos gobierna.

Un saludo y te agregó a mi blog y te dejo la dirección del mío http://cspeinado.blogspot.com por si te apetece echarme una visita. Un saludo.