El ilustre historiador vasco Pello Urizar, dirigente de Bildu, se ha manifestado herido y disconforme con la celebración del 12 de octubre, la Fiesta Nacional de España, en las provincias vascas. Ha dicho el ilustre historiador que no trabajar el 12 de octubre constituye una intolerable imposición del colonialismo español. Y ahí, lo reconozco, me ha desconcertado. España es una nación desde mucho antes de su unión política y territorial. Y en la fundación del Reino unificado estaban los vascos. El nacionalismo y el separatismo son fenómenos de anteayer. España jamás ha colonizado a los vascos porque los vascos son creadores de España, y colonizarse a uno mismo es una majadería, escrito sea con el permiso del ilustre historiador Urizar. La Historia de España no puede entenderse sin la valiosa aportación y el gran protagonismo de los vascos. La colonización –ahora sí– de América por parte de los españoles está saturada de apellidos vascos desde el siglo XVI. Nadie obliga a los separatistas vascos a sentirse españoles, por mucho que lo sean. Es más; tampoco se obliga a los separatistas vascos a no decir tonterías, porque la emisión de necedades forma parte de la libertad de expresión. Para mí, que el ilustre historiador es una víctima más de la descomunal mentira histórica desparramada por el nacionalismo aranista a partir de los primeros llantos del siglo XX, que es un siglo muy cercanito. Es posible que el ilustre historiador no tenga culpa alguna de su ignorancia, pero hace mal en exponerla con tanta rotundidad. Lo malo y preocupante es que muchos vascos han estudiado la misma contrahistoria que Urizar, y la manipulación se ha convertido en animadversión y odio, y a ver quién es el guapo que arregla el coche.
Los sentimientos y las ideas son libres. Nadie en España molestará o perseguirá al ilustre historiador por no sentirse español, incluso por odiar a España. También el odio es libre. Pero el establecimiento de la mentira sí merece, al menos, una cariñosa advertencia. Urizar está en su derecho de sustentar su antiespañolismo en el inmediato ayer. Pero no puede inventarse colonizaciones inexistentes. Y menos aún, apoyando a los que, amparados en la gran mentira, han decidido solucionar sus diferencias a tiros. Eso no está bien, ilustre historiador.
Los separatistas vascos, como los catalanes, como los gallegos y como los castellanos y andaluces, que también los hay, tienen todo el derecho a no sentirse españoles por el mero hecho del capricho emocional. «No me siento español porque me da la gana». El argumento es irrebatible. Los sentimientos no se legislan, ni se persiguen ni se condenan. Otra cosa es que esos sentimientos lleven al terrorismo, la barbarie y el crimen. Además, y eso lo omite el ilustre historiador, hay centenares de miles de vascos, en sus raíces y diseminados por el resto de España, que se sienten profundamente españoles, y Urizar no los representa. El problema vasco, como muchos lo denominan, es un problema de educación. De buena y mala educación. Los que gritan y los que callan. Los que insultan y los que son insultados. Y ya, en la cúspide de la grosería separatista, los que asesinan y los que son asesinados. Todo principió en las «ikastolas» y los libros de texto. Y el PSE no puede liberarse de responsabilidades y culpas.
Pero los sentimientos, libres y soberanos, no amparan la incultura ni la mentira. Y el ilustre historiador, además de un perfecto inculto, es un mentiroso.
(La Razón)
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