domingo, 7 de noviembre de 2010

La inmovilidad al poder / Mallorca

GASPAR SABATER

COMO, con evidente sorna, afirmaba George F. Will sobre los demócratas americanos, el Pacte que sufrimos estoicamente, también reacio a dejar para mañana los errores que pueden cometer hoy, acaba de dar una vuelta de tuerca más al futuro colapso circulatorio que le espera a esta ciudad: han dejado transcurrir prácticamente toda una legislatura sin que hayan sido capaces, o hayan querido, iniciar los trabajos de la segunda vía de cintura, rebautizada como vía conectora para despistar al personal y convenientemente capado su proyecto inicial. Ahora vamos a ver cuáles pueden ser las consecuencias: la inmovilidad al poder.
En un seminario sobre movilidad, organizado conjuntamente por los colegios de arquitectos e ingenieros, los que saben de qué va la cosa advirtieron de algo tan evidente como que la reforma de la fachada marítima, ahora ya en obras aunque sin determinar todavía el futuro del edificio de Gesa, nacerá con un hándicap si se mantienen los tres carriles de tráfico en ambos sentidos que tiene actualmente esta autopista que atraviesa la ciudad bordeando el mar, abogando para que sean reducidos a dos con limitación de velocidad. Y basta ver cómo el Palacio de Congresos se asoma sobre la autopista para percatarse de las dimensiones del actual despropósito. El problema es que cada día pasan 85.000 vehículos por aquella zona, 1.000 hacia el puerto, y caso de restringir los actuales carriles necesariamente habrá que buscarles una alternativa. Y aquí es donde parece que resulta aún peor el remedio que le enfermedad puesto que las únicas alternativas actualmente posibles son las Avenidas y la Vía de Cintura, y ambas ya no pueden soportar más tráfico. Sin segunda vía de cintura pues no será posible desviar parte del tráfico de la primera y sin reducir el tráfico en la primera no será tampoco posible reconducir hacia ella los que dejen de circular por la autopista de la primera línea. Y esto no tiene vuelta de hoja.
El panorama será pues éste: seguiremos teniendo una fachada marítima, incluido un Palacio de Congresos, pegados a una autopista, no se habrán solucionado los actuales problemas de la Vía de Cintura que irán aumentando día a día, los accesos a Son Espases serán, a pesar del mastodóntico puente invisible que carece de impacto ambiental, un caos y para acabar de complicar las cosas pondremos un tranvía por las Avenidas para ver si las colapsamos totalmente. Realmente hay que ser unos auténticos genios para cometer tantos disparates en tan poco tiempo y dejar tantos problemas a los que vengan detrás.

El Mundo

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