sábado, 27 de noviembre de 2010

El arroz local recobra su esplendor

El cultivo del cereal tan apreciado en la gastronomía se inició en 1901 en las aguas de s´Albufera








Miquel Siquier, uno de los pioneros en la resurrección del arroz local.  Foto: P. Córcoles
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JOAN PAYERAS. SA POBLA. El ayuntamiento de sa Pobla, con su semana gastronómica y la Fira de Tardor, rinde tributo al arroz, un cereal ancestral muy importante en el devenir agrícola pobler y apreciado gastronómicamente.
El cultivo del arroz en la Albufera fue introducido por la empresa valenciana Compañía Industrial Balear, S.A., que en 1901 arrendó la finca a su propietario Joaquín Gual de Torrella. En principio se sembraron unos 2.600 quartons de arroz, en cuyas labores de plantación, cultivo y recolección trabajaban la mitad de los jornaleros de sa Pobla. Se trataba de un trabajo duro e incómodo, maldecido por los trabajadores, como lo demuestran las estrofas de las canciones que lanzaban al viento al trabajar: quan veig que posen bandera / el meu còs no té repòs / sa feina de plantar arrós / és caminar per enrera.
La labor de siembra se realizaba con los pies descalzos sumergidos en el lodazal hasta las rodillas y plantando los manojos del planter, caminando hacia atrás, con la dificultad que entrañaba para los trabajadores su desplazamiento a lo largo de las acequias. La tarea de recolección se llevaba a cabo igualmente con las piernas encharcadas, pero desplazándose hacia adelante, mientras se cortaban las ramas con un husillo.

Destrucción de la cosecha

La inundación que padeció la Albufera el año 1906 destruyó completamente la cosecha de arroz. Además, la salinización de las aguas del humedal y los bajos precios de mercado del cereal provocaron el fracaso comercial de la empresa valenciana, que optó por abandonar la explotación de la finca. Pese a aquel revés empresarial, los agricultores poblers siguieron dedicándose por su cuenta al cultivo del arroz en pequeñas parcelas, las veles.
A mediados de los 50, la extensión cultivada era de 140 quartons y a finales de los setenta solamente de unos cuarenta, hasta ir casi desapareciendo de no haber sido por unos pocos románticos que siguieron cultivando arroz por el sistema tradicional, casi exclusivamente para el consumo familiar. Los últimos románticos fueron l´amo en Tomeu Parril y Joan Ganaci, que no cejaron en el empeño hasta los años 2004 y 2005, abandonando por razones de salud y edad.
A comienzos de los 90, unos pocos agricultores experimentaron el cultivo del arroz bombeta en sus propias fincas de regadío y viendo los buenos resultados, incrementaron la dedicación a su cultivo y producción. Actualmente son una decena los productores que, globalmente, cultivan unas 20 hectáreas, con una producción que oscila entre las 80 y 90 toneladas anuales.
El arroz bombeta o pobler es muy apreciado por la peculiaridad de su textura, que atrae el sabor del condimento y, una vez cocido, se mantiene entero durante tiempo. Mucha gente coincide en que la paella, condimentada con este arroz, sabe mejor al día siguiente, recalentada al horno.
Según Miquel Siquier, uno de los pioneros del cultivo, el arroz puede llegar a ser, a la larga, una alternativa a la patata.

Diario de Mallorca

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