Por Salvador Sostres
Una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea
establece que un trabajador que enferme durante sus vacaciones tiene derecho a
recuperarlos días de descanso. Esta sentencia es de obligado cumplimiento y se
debe trasladar a la legislación española y de todos los Estados miembros.
La aberración de que un empresario tenga que pagar las
vacaciones de sus empleados es un cáncer para nuestro sistema productivo y para
nuestra vida moral sólo comparable a la irresponsabilidad con que los médicos
te dan la baja por cualquier chorrada.
Ahora que ambas circunstancias se han juntado, un ejército
de caraduras y holgazanes marchará sobre nuestras empresas, destrozándolas.
Recuerdo el tiempo en que los trabajadores aprovechaban su
mes de vacaciones para operarse, si les hacía falta, para no perjudicar a su
empresa con una baja innecesaria. Porque sabían que perjudicar a su empresa era
perjudicarse, y tenían clarísimo que su suerte estaba ligada a la prosperidad
de su empresario.
Así se levantan las naciones importantes. Con esa fidelidad,
con esa reciprocidad, con ese compromiso que no es sólo laboral y que dignifica
todos los espacios de la vida pública.
Hoy, las bajas fraudulentas y las enfermedades inventadas o
exageradas están al orden del día; y muchos trabajadores creen que su éxito es
estafar a su empresario, al que ven como el enemigo. Y a partir de ahora, con
estos médicos de tan dudosa profesionalidad que por un resfriado te dan la
baja, un empleado podrá perfectamente tomarse vacaciones en julio y no regresar
hasta pasada la Semana Santa.
Luego dirán que la culpa es de Bankia, de los productos financieros
tóxicos, de los políticos corruptos y hasta del capitalismo. Pero la culpa, la
culpa más enorme y más perniciosa, la tiene la socialdemocracia con sus
vacaciones pagadas, los jueces sindicalistas –valga el pleonasmo– que cualquier
despido lo juzgan improcedente y los médicos que se ríen del juramento
hipocrático, concediendo bajas que saben perfectamente que son una estafa.
La culpa la tienen los débiles que han construido su vida
sobre la ilusión por sus vacaciones, en lugar de construirla sobre el empeño
por su trabajo. La culpa es de los que, en lugar de proteger al empresario que
les paga el sueldo y los derechos, intentan saquearle y destruirle. La culpa es
de los millones de vidas menores, vividas sin honor ni deseo de un mundo mejor,
pensando sólo en el fin de semana.
Pagaremos por ello, pagaremos un precio tan salvaje que no podrás
ni creerlo. Los que se quejan de los recortes de pacotilla de Rajoy sabrán lo que
es la austeridad cuando lleguen las medidas verdaderas. Cuando tengan que venir
de fuera a hacer lo que nuestros gobernantes no tuvieron ni el coraje ni la
honradez de llevar a cabo. Suplicarás por un trabajo.
Articulo de El Mundo 24 de junio del 2012
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