Tras la dimisión de Camps, ahora el PSOE tiene que limpiar su casa
A PROPÓSITO del caso Gürtel que ha provocado la dimisión de Camps, en estas páginas hemos defendido la obligación del PP como alternativa de Gobierno de dar ejemplo de moralidad en la vida pública. Una vez que el presidente valenciano ha asumido su responsabilidad política, la presión ha cambiado de bando para situarse en torno a los dirigentes del PSOE encausados por asuntos gravísimos, como el chivatazo a ETA, o vinculados a casos de corrupción como los ERE de Andalucía. Por eso, la dirección del PP está moralmente legitimada -una vez que ha limpiado su propia casa aunque haya sido a trompicones- para exigir que tanto García Hidalgo como Rubalcaba, el ministro Camacho y el vicepresidente Chaves asuman sus responsabilidades. O, como gráficamente dijo el portavoz del PP, que «prueben la misma medicina» de Camps. Es difícil de entender que los socialistas exigieran la renuncia de este por tener que sentarse en el banquillo y mantengan a dos procesados por colaboración con banda armada en el aparato del PSE -García Hidalgo- y al frente de la policía en el País Vasco, Enrique Pamies. Es cierto que ni Rubalcaba ni Camacho están procesados, pero su responsabilidad es política, como mínimo in vigilando, por lo que deben dar explicaciones en el Parlamento. Como ha hecho por ejemplo Cameron. Otro tanto cabe decir de Chaves sobre las andanzas de su hijo y de Griñán por el asunto de los ERE, en el que están acusados dirigentes del PSOE andaluz
Polémica decisión del Congreso
Vía epesimo
No hay comentarios:
Publicar un comentario