Federico Jiménez Los Santos
EL PRESIDENTE POR ACCIDENTE tuvo ayer la siniestra ocurrencia de burlarse en el Debate del estado de la Nación de los 192 asesinados y los 1.850 heridos y mutilados el 11-M-04, en el peor atentado de la historia de Europa.
'Zetaparo', cuyo saber científico se resume en las tablas de restar y la de dividir, porque es incapaz de sumar salvo parados y de multiplicar salvo ruina, se rió de los análisis químicos exhaustivos publicados ayer y anteayer por EL MUNDO y realizados por uno de los científicos participantes en la pericia que ordenó Gómez Bermúdez tres años, tres, después de la masacre, porque hasta entonces no se había hecho un análisis científico de lo que estalló. Esos análisis demuestran que Zapatero llegó al poder tras una inmensa mentira y tras la falsificación de pruebas perpetrada por miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado afectos a su causa electoral, con la coreografía de sus amigachos mediáticos, del PSOE y de él mismo, que participó directamente en la difusión del embuste según el cual la masacre era obra de islamistas suicidas con tres capas de calzoncillos y rasurados para el paraíso. Ni islamistas, ni calzoncillos, ni after-shave ni nada. Sólo tras una epopeya delictiva que duró toda la primera legislatura, ZP tapó lo que ahora se destapa: en los trenes no estalló Goma 2 ECO, sino Titadyn como el incautado a ETA en la furgoneta de Cañaveras 15 días antes. Si es mentira, rebátalo. Si no, a juicio.
Zapatero ya comparó en Moncloa las mutilaciones de Irene Villa y su madre con el fusilamiento de uno de sus abuelos en la guerra, así que no sorprende que se burle de las víctimas del terrorismo del 11-M y de los que siguen queriendo saber quién mandó matar a sus familiares. ZP -o el despiadado imbécil que le preparó el chiste- comparó la búsqueda de la verdad del 11-M con los pirados que dicen que Elvis vive. Pero es él quien pretende convencernos de que la mentira es verdad, que el 11-M fue obra de Al Quaeda, que se sabe quién lo hizo y cómo, que conocemos el explosivo criminal y que se ha hecho justicia a las víctimas.
Desde que Hitler incendió el Reichstag y lo atribuyó a un tarado comunista a través de un juicio amañado, no se veía en Europa Occidental tal desvergüenza. Aquel tirano consolidó su poder. Y ZP, el suyo. Esta tiranía es mucho menor; el cambio legal de régimen, parecido; la mentira oficial, muchísimo mayor.
(Diario El Mundo)
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