Poca categoria y falta de respeto
JOSÉ YARZA: "Como médico, he de protestar ante esta intromisión en las funciones propias únicamente, de personal médico debidamente preparado. Una bomba hormonal, que en el 20 al 30% de casos actúa impidiendo la anidación del embrión ya formado por la unión de los dos gametos, es pues un abortivo."
Siempre se dijo que el pecado de los españoles era la envidia. Puede que fuera así antes. Pero actualmente creo que es la hipocresía y la apatía. La masa, el vulgo, sólo se mueve por dinero y por el negocio del deporte profesional.
Las izquierdas, una vez perdido su norte de la URSS, para nada viven modestamente y van predicando un neo-progresismo de ideologías tolerantes y permisivas, donde la ética maquiavélica es la que domina. Es bueno lo que sirve a los fines de uno, sin importar irresponsablemente consecuencias. Por supuesto un objetivo importante es conseguir una sociedad laicista, salvo la islamista, porque con estos se dan el pico, no sea que se cabreen y hagan ¡PUM!.
La reciente liberalización de la píldora del día siguiente, es una muestra más de irresponsabilidad, ignorancia, manipulación y política de hacer el caldo gordo a los movimientos feministas y a la juventud irresponsable. También es muestra de falta de respeto a los médicos y a la Ley del Medicamento, en sus Artículos 19 donde se explicita cuales medicamentos precisan receta, el Artículo 77, que reconoce como únicos profesionales con facultad para recetar a médicos y odontólogos. Un decreto tiene menor rango que una Ley, y ni la ministra ni el presidente son nadie para decidir lo que se liberaliza o no, pero ya se sabe que el PSOE se caracteriza por incumplir las leyes, cuando le interesa y argumentar que las respeta cuando le conviene. Casualmente existe una PROPOSICIÓN DE LEY, del Grupo Socialista del Congreso, de fecha19 Febrero 2009, en la que se solicita que las enfermeras/os y podólogos/as, también puedan recetar. Un decreto
Como médico, he de protestar enérgicamente ante esta intromisión en las funciones propias únicamente, de personal médico debidamente preparado. Una bomba hormonal, que en el 20 al 30% de casos actúa impidiendo la anidación del embrión ya formado por la unión de los dos gametos, es pues un abortivo. Pero además, las dosis hormonales, son altas y pueden producir importantes efectos secundarios, desde, metrorragias, hepatopatías, arteriosclerosis, alteraciones del Colesterol y Triglicéridos y el más temible de todos los efectos secundarios, por fortuna no muy frecuente, pero cuando toca, toca: la trombosis y la trombo- embolia. Sé de qué hablo. A lo largo de mis 46 años de ejercicio profesional, he podido ver casos que han sido dramáticos, desde trombosis venosa, algunas derivando a embolia pulmonar, trombosis retiniana y en un caso muy concreto una trombosis cerebral, que ha dejado a la mujer en tetraplejía, con síndrome de cautiverio. Y era con la píldora anticonceptiva, con bajas dosis hormonales. Naturalmente que en todos los casos también actuó como desencadenante el tabaco. Y por supuesto, en personas con alteraciones de la coagulación de la sangre llamadas trombofilias. Si alguien me llama exagerado le presentaré a la persona afectada, es mi hija.
Me pregunto si lo que yo siempre hacía antes de prescribir la píldora tradicional, cuya dosis hormonal es baja, pidiendo analítica de factores de coagulación: Antitrombina III, Proteína C, Proteína S, Resistencia a la Proteína C activada, Factor V de Leyden, Glucemia, Transaminasas, Colesterol, amén de exploración mamaria y ginecológica si era oportuno, además de proscribir el tabaco, era una jilipollez, o una serie de jilipolleces, porque más que motivarme salvar mi responsabilidad, me movía el afán de ejercer la buena praxis, según los protocolos aceptados internacionalmente.
Y ahora me sale una ignorante, amparada por más ignorantes, con una finalidad política y electoralista y libera, sin ningún derecho, conculcando la ley del medicamento, la píldora del día siguiente del trámite de la prescripción por persona debidamente autorizada y preparada mediante un título universitario. Pero para un simple enema, un Diclofenaco, o un Metamizol, se precisa receta.
Para conducir un vehículo preciso un permiso, para una reforma en mi casa preciso del técnico correspondiente y del permiso municipal. Para aceptar la herencia de mi hermana, preciso de abogado, procurador, juez y notario. Pero al parecer, para jugar con la salud, basta una misma, aún siendo menor de edad. ¿Quién pagará las consecuencias si las hay?: Nosotros, los contribuyentes, por supuesto.
Todo menos una adecuada educación sexual, que además del uso del preservativo, que no cuestiono, supone muchas cosas más. Pero no interesa. Cuando he ido a impartir charlas de sexualidad, sin ninguna ideología, objetivamente, explicando cómo somos unas y otros, las diferencias del proceso, las fases de la relación, el respeto a la persona, el funcionalismo del aparato genital, el parto, y muchas cosa más, para nada gazmoñas. Ya no se me ha vuelto a llamar. No interesa educar en la responsabilidad. Lo que importa es satisfacer los deseos incontrolados, evitando consecuencias, porque todavía somos muy hipócritas.
En Baleares hace ya años que acuden los niñitas el lunes, a los centros de salud, a decir que se les ha roto el condón y se les regale la píldora post coital. Siempre son las mismas. Y están convirtiendo algo de uso ocasional, en un método habitual de contracepción. Se argumenta que Inglaterra y otros ya han liberalizado la venta, pero callan que las enfermedades de transmisión sexual han aumentado. Con el condón también se evitan las enfermedades.
Pero. ¿Qué podemos esperar de una sociedad en la que el hijo se considera propiedad, capricho, o instrumento de curación de un hermano?, en vez de un ser libre con los mismos derechos que los demás. Bonito acto de amor, este de encargar un hijo terapéutico. Me alegro de estar ya jubilado
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