La España actual, la que gobierna Zapatero, ya es un despojo, pero un día fue grande y rebosaba salud, disciplina, esfuerzo y ética, aunque pocos lo recuerden. La sociedad española que sobrevivió al Franquismo tenía músculo, componentes éticos y estaba preparada para el futuro, como demostró con su poderoso despegue económico, pero era inocente y crédula. Y eso le perdió.
Su primer error fue recibir con los brazos abiertos y sin tomar medidas preventivas a una partitocracia disfrazada de democracia que le vendieron como la panacea política y moral. Estábamos tan deseosos de democracia que entregamos toda la sociedad y hasta nuestras vidas a los nuevos partidos, los cuales, sin obstáculos y con una ambición desmedida, penetraron en la sociedad como un torrente, ocupándolo todo, incluso los espacios de la sociedad civil que en democracia les están vedados: universidades, sindicatos, asociaciones ciudadanas, cajas de ahorros, religiones, etc.
Después llegaron los falsos profetas y comenzó a acelerarse la muerte de la patria.
El alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, el viejo profesor, fue el primero en destrozar la ética a hachazos. Entre risas complacientes y suicidas, dijo aquello de que "las promesas electorales están para no cumplirlas". Después, aquel insólito catedrático de ética socialista, famoso por sus bandos barrocos, meses despues de inaugurar un parque en Madrid dedicado a John Lennox (sic), congregó a una multitud de jóvenes poseidos por la llamada "Movida Madrileña" y culmina su intervención en el Palacio de Deportes, ante la masa que idolatraba tanta progresía y libertad, con las siguientes palabras. "¡Y ahora jóvenes, a colocarse y al loro!".
(Leer más...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario