viernes, 1 de mayo de 2009

"No a la imposición del catalán en Aragón"

Galicia Liberal , 07/04/09, 03:44 h
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El intervencionismo del secesionismo catalán en Aragón va más allá de lo tolerable. Tanto el PSOE de Marcelino Iglesias, con el beneplácito de la nacionalista pro-catalanista Chunta Aragonesista, pretenden obligar a los aragoneses a reconocer que la lengua Catalana ha sido desde siempre, lengua propia e histórica en Aragón, cuestión que es absolutamente falso, salvo que también aquí queramos reinventarnos la historia de Aragón.

De tramitarse el anteproyecto de Ley de Lenguas, se estaría cometiendo una grave traición a los ciudadanos aragoneses, que deberían saber que se les quiere introducir un modelo lingüístico de difícil digestión y que sólo beneficia a los intereses del nacionalismo catalán.

El anteproyecto de Ley de Lenguas de Aragón empieza utilizando la Constitución Española de 1978 como justificación para «proteger las culturas, las tradiciones, lenguas e instituciones». No obstante, interpreta a su antojo, cuando no manipula políticamente la realidad lingüística aragonesa y la historia. El anteproyecto de Ley propuesto por el presidente Marcelino Iglesias, pretende convencernos de que en Aragón existe actualmente una realidad trilingüe, donde supuestamente el aragonés y el catalán conviven junto al castellano, y por tanto, el catalán sería una lengua propia de Aragón, y que además es histórica, porque así lo avala la historia, dando a entender que lo que se hablaba en Aragón desde los primeros escritos de la edad media, era ni más ni menos que el Catalán normalizado. Aspectos que son completamente falsos, porque la lengua catalana no se ha hablado nunca en Aragón, ni es una lengua propia en la actualidad. Igualmente falso es que en Aragón se viva una realidad trilingüe con el aragonés y el catalán.

Para demostrar que el catalán no es una lengua propia de Aragón, sólo tenemos que atender a los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística de 2004, donde se considera que sólo el 40,7% de las 30.860 personas que viven en el Aragón Oriental, consideran que hablan una lengua de características similares al catalán. Y si a estos datos le acompañamos el Estudio Sociolingüístico de la Franja Oriental de Aragón, elaborado por la Universidad de Zaragoza en 1995, que considera que el 47% de los ciudadanos del Aragón oriental denomina a su lengua chapurreao, y que un 32% la denomina conforme al nombre de su localidad: maellano, fragatino, tamaritano, aguavivan, etc., y que el 11% utiliza otras denominaciones para definir a su lengua, como fabla, aragonés verdadero, patués, valenciano. Mientras que, tan sólo un 10% la población de la zona definió a su lengua como catalán. Esto significa, que sólo 1.256 personas del total de la población aragonesa (aproximadamente 1.326.918 personas) considerarían que lo que hablan es catalán, lo que supone menos del 0,01% de la población aragonesa.

¿Es entonces la lengua catalana una lengua propia de Aragón? Evidentemente no, si atendemos al criterio de número de hablantes, pues por el mismo criterio tendrían que incluir del mismo modo al Rumano, que lo hablan algo más del 9% de la población, o al Chino, con aproximadamente un 3% de hablantes, o el Búlgaro con un 2,5%, y otros muchos idiomas que se hablan en Aragón. No por esta razón, dichas lenguas son consideradas propias de Aragón.

Si cuando se habla de lengua propia, se pretende reconocer que el catalán es una lengua histórica de la Comunidad Aragonesa, es igualmente falso, pues existen suficientes argumentos para considerar que esto no es posible, salvo, claro está, si nos creemos la falsa realidad histórica promovida desde la mentalidad de los nacionalistas catalanes, pues ellos llevan años alterando su realidad histórica, como consecuencia de la ideologización educativa perpetrada en la Comunidad catalana en las últimas tres décadas fundamentalmente.

La tradición de los dialectólogos hispánicos desde el siglo XIX prácticamente, no reconocen la existencia de una unidad en los dialectos de la zona oriental de Aragón, como por supuesto tampoco existió esa unidad en Cataluña hasta principios del siglo XX, en que el Ingeniero, Pompeu Fabra i Poch, estableció la «normalización» de la lengua catalana, considerando básicamente como referencia el dialecto Barceloní, siendo el artífice del auge del catalán moderno.

La mayoría de los habitantes algo más informados de nuestro Aragón Oriental, consideran afortunadamente que no hablan catalán y sí que hablan con orgullo el chapurreo (o aragonés). Hay que aclarar además que, su lengua tiene muchas similitudes al aragonés hablado en la provincia de Huesca, y otras tantas con el castellano, y no solamente con el catalán, o el valenciano. Singularidades todas ellas, que se deben a que estas lenguas romances surgieron en la edad media y a que tienen sus raíces en el latín, al mismo tiempo las similitudes pueden deberse, a que estuvieron en contacto tanto con el castellano como con el aragonés.

La Ley de lenguas promovida por el presidente de Aragón D. Marcelino Iglesias, es un verdadero despropósito, una imposición a todas luces. Desde mi punto de vista, además, obedece a intereses tanto económicos como geopolíticos, tanto del nacionalismo secesionista catalán, como de algunos supuestos nacionalistas aragoneses. No me cabe otra interpretación. La intención del nacionalismo catalán ha sido siempre dominar políticamente el territorio del Aragón oriental, lo que ellos llaman su «franja de poniente», corrompiendo y desnaturalizando la cultura y la lengua locales, utilizando para ello la lengua como un instrumento de ideologización doctrinal, tal como ocurre actualmente en la Comunidad Valenciana y Baleares, o en la propia Cataluña, aunque ganándose muchos detractores, por cierto.

Un lavado de cerebro a la población que permitiría deconstruir la historia de la antigua Corona de Aragón y montar la ficción esa de la Corona Catalano-aragonesa, que proclaman a los cuatro vientos los secesionistas catalanes. Una utopía delirante, que no sabemos muy bien dónde nos pueda conducir, ni cómo culminará; pero una cosa si es seguro, en nada positivo a tenor de las experiencias de nuestros vecinos. Suplantar la lengua es sólo el primer paso, le sigue suplantar la cultura, luego la historia. Lo siguiente es apropiarse del territorio, pues, una cultura y lengua común allanarían el camino para la creación de la «Gran Cataluña» o al menos aquella versión de los «países catalanes», ya sea anexionando Aragón al completo, o únicamente lo que ellos consideran la «Franja de Poniente», todo se andará.

De aprobarse como Ley propiamente dicha, el anteproyecto de Ley de Lenguas, se habría cometido un error histórico, pues el nacionalismo catalán tendrá allanado el camino, se multiplicarán las actividades culturales pro catalanistas en el territorio aragonés con dinero público que pagaremos entre todos, se impondrá el catalán en los medios de comunicación, en los libros, en la escuela, etc. Una vez rota la barrera de la autoestima de la población del Aragón oriental, presenciaremos la pérdida definitiva de nuestra identidad aragonesa, y al tiempo empezarán los verdaderos problemas en el resto de Aragón, y todo ello gracias a la traición de algunos grupos políticos que no ven más allá de sus narices. Traición que aunque no se consume, porque esperamos poder evitarlo, quedará plasmada para la historia en documentos de intenciones que de por sí ya los delatan.

Aragón tiene la palabra. Distintos grupos políticos extraparlamentarios de distinta ideología se han unido con un fin común: salvar Aragón de los sueños utópicos del nacionalismo y de la traición de Marcelino Iglesias. Celebrarán una manifestación el sábado 18 a las 11:00 h en la Plaza del Pilar, con el Lema: «No a la imposición del catalán en Aragón» y «por la devolución de los bienes del arte sacro».

¿Por qué conseguirá la lengua catalana socavar la identidad aragonesa? Porque la lengua catalana se utilizará para usurpar de la identidad, y como medio para suplantar la cultura e historia autóctonas. Porque, el anteproyecto de Ley de Lenguas garantiza la extensión y el ámbito de influencia de la lengua catalana por todo Aragón, amparándose en argumentos culturales, históricos o socioeconómicos. Y aunque la Ley pretenda delimitarlo a unas zonas de utilización histórica, no se saben ni tan siquiera cuáles serán aún esas zonas. Además, asegura la expansión porque dice que las administraciones Locales de los territorios concernidos por la declaración o por su condición limítrofe con vínculos históricos, culturales o socioeconómicos, podrán solicitar para su respectivo municipio o territorio la extensión de la declaración de zona de utilización del catalán al Gobierno de Aragón, porque además, la enseñanza de, y en las lenguas propias será obligatoria por parte de la administración educativa en todos los centros escolares para la enseñanza de dichas lenguas en las zonas de utilización, introduciendo las líneas educativas de forma gradual, progresiva y suficiente, en todos los niveles educativos.

Además la Ley dice que: El Gobierno de Aragón promoverá la suscripción de convenios y acuerdos de colaboración con otras Comunidades Autónomas e instituciones académicas para la consecución de los objetivos de la presente Ley. ¿Con qué Comunidades e instituciones académicas se van a establecer convenios si no es con las nacionalistas catalanas?

Gunther Zevallos

Secretario Gral pCUA

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