Unos 50 vecinos de Artá y de Capdepera se reunieron el pasado miércoles en Artá y constituyeron la plataforma "No más líneas aereas". Son más de 100 familias afectadas por el proyecto del trazado de la red eléctrica que unirá las subestaciones de Artá y Capdepera. Juntos quiern evitar que esa instalación por el corredor de Sa Corballa, deteriore la emblemática zona, ya que afecta también a una amplia zona de interés ecológico como es la zona húmeda de Sa Farinera. L’EDAR (Estació depuradora d'aigües d'Artá) trata las aguas residuales producidas en el núcleo urbano de Artá. El afluente se vierte en su totalidad en el torrente de Artá (también llamado des Millac o des Cocons). Este torrente desemboca en la playa de Canyamel con el nombre de Sa Farinera (término de Capdepera), aunque las aguas residuales que se vierten no llegan a la costa; parte de ellas se infiltra a lo largo del cauce del torrente, siendo retenidas a escasa profundidad, mientras que que una parte de ellas se capta directamente para riego agrícola de las fincas colindantes. La plataforma exige que las líneas del trazado sean subterráneas, tal y como hace años pretendía el ayuntamiento de Capdepera, pero que llegó a desistir debido a que una sentencia judicial obligaba al Consistorio a pagar los costes del soterramiento o a permitir que la la compañia eléctrica construyera una nueva línea de alta tensión por aire. Y está fue la opción elegida por el actual Consistorio ante la imposibilidad de costear los gastos de la primera. Ahora los afectados pretenden que se efectue el soterramiento, pues entre Alcúdia y el Port d'Alcúdia se ha construido una línea soterrada y Gesa ha costeado el 50% y el resto lo han costeado los hoteleros de la zona y el Ayuntamiento.
Ayer por la mañana, la dirección de Gesa se reunió con los alcaldes de Artá y de Capdepera para consensuar la estratégia final: cableado aéreo sí pero todo concentrado en un sólo itinerario, para evitar un mayor impacto ambiental en el paisaje. Se aumentará la potencia que pasará de media a alta tensión.
Aunque la línea sea finalmente aérea, la plataforma insiste en reivindicar hasta el último momento su objetivo. Los grupos de la oposición de Artá ya han insinuado sus dudas.
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