BARCELONA. Al Gobierno catalán le ha estallado entre las manos su «nueva cultura del agua». El proyecto de trasvase del Segre, afluente del Ebro, planificado casi de forma clandestina, ha puesto en pie de guerra a las tierras leridanas, enfrenta a los socios del tripartito y a éstos con el PSOE. Y al parecer, de forma gratuita, porque el Gobierno ha dado un «no» rotundo a cualquier tipo de trasvase. Eso incluye la citada cuenca leridana.
El consejero de Medio Ambiente de la Generalitat, Francesc Baltasar (ICV), se había agarrado hasta ahora a una supuesta ambigüedad por parte del Ejecutivo español, al entender que la «captación de agua provisional» del Segre, eufemismo utilizado por el Gobierno catalán, no podía interpretarse como un trasvase. Baltasar se resistía a admitir que la vicepresidenta del Gobierno en funciones, María Teresa Fernández de la Vega, ya se opuso a este tipo de soluciones estructurales. Pero ayer, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, confirmó los peores presagios en una conversación telefónica con Baltasar: el Ejecutivo no quiere extraer agua del Segre para abastecer de agua el área metropolitana de Barcelona. Y ello porque si se trasvasa agua a Barcelona, se derrumban los argumentos y la propaganda que avalaron la derogación del PHN y el trasvase del Ebro al sediento Levante.
Doble desautorización....
http://www.abc.es/hemeroteca/historico-01-04-2008/abc/Nacional/
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