Zapatero no traga el talento y no le tiembla el pulso ni el talante. En los terceros niveles de Moncloa, al presidente le llaman ‘el killer’. El leonés hace tiempo que vuela sólo y no admite que sus segundos de abordo puedan arrebatarle ni una pizca de protagonismo. Las últimas decisiones de Zapatero atestiguan su carácter más maquiavélico. El de un líder que no tolera ambiciones desmedidas (léase Rubalcaba y Caldera) y que controla hasta los últimos resortes del poder. La Nueva Vía se ha diluido en el Nuevo Zapatero.
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