El Gobierno derrumbado tira a la basura más de 60 millones de euros en imbecilidades buenistas y obsesivas
«El ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres de Kayes, República de Malí» se lleva 300.000 euros. Y casi 200.000 el «proyecto para reforzar la capacidad de los jóvenes del sector informal a exigir sus derechos de salud sexual y reproductiva a través de la cultura de Bamako, Malí». Doña Trini estaba muy centrada en Malí. Algún día nos explicará quiénes son los jóvenes del «sector informal». Para «avanzar hacia una ciudadanía global crítica construyendo sinergias junto a los movimientos feministas», suelta 50.000 euros. ¡Qué lenguaje imbécil, cursi y buenista! El doble, 100.000 euros, a la «Red Cine Lésbico gay bisexual y transexual», al que doña Trini tiene que ser bastante aficionada, de acuerdo con su generosidad. Otros 100.000 a «La participación activa para una ciudadanía solidaria», que manda narices, y 200.000 a la «Mejora de la Seguridad Alimentaria Nutricional desde un enfoque de Soberanía y promoviendo la equidad de género en Presto, Chuquisaca». Pero también doña Trini acierta de cuando en cuando, y lo hace de forma cimera evitando conflictos que preocupan a todos los contribuyentes españoles. Así, destina 300.000 euros – al fin, una buena inversión–, a la «Mejora de la producción agrícola de las regiones de Cacheu, Bissora y Carantab, mediante resolución de conflictos con los hipopótamos, en Guinea-Bissau». Todos los españoles que se precien de serlo conocían a la perfección que el conflicto con los hipopótamos en Cacheu y Bissora iba en preocupante aumento. En mi caso, reconozco que ignoraba que el conflicto sin resolver afectara también a Carantab, que hasta la fecha era una zona muy respetada por los hipopótamos. Pero doña Trini, que ha sido ministra de Sanidad, como doña Leire Pajín –no lo ha sido Mortadelo porque se trata de un personaje de ficción–, ha considerado con larga inteligencia y visión del futuro que es mejor prevenir que curar. Y ha aplicado su sabiduría a la prevención del problema de los hipopótamos en Carantab, tan desagradable como los de Cacheu y Bissora. Los hipopótamos molestan a los agricultores de Guinea-Bissau. Serán probablemente «hipopótamos del sector informal», como los maricas de Malí, porque de tratarse de hipopótamos del sector formal, bastaría con una simple advertencia. El problema es que los hipopótamos quieren tener los mismos derechos sexuales y reproductivos que las mujeres de Kayes, y por supuesto, los de salud sexual y reproductiva de Bamako. Y aquí es donde doña Trini se ha hecho un lío, y los hipopótamos están indignados con ella. Pero buena voluntad no le ha faltado.
No hay ficción en este artículo. Todo está en el BOE. La estupidez no tiene límites.
Vía la Razón
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