jueves, 12 de enero de 2012

Cinco cosas que es imprescindible saber sobre la estupidez

¿La estupidez? Veintiocho siglos hablando de ella, de Lucien Jerphagnon es una recopilación de los pensamientos que filosófos, escritores, poetas e intelectuales han dedicado a la más improbable de sus musas: la estupidez.

Cinco cosas que es impr

Marcel Proust
“Cada vez que alguien mira las cosas de un modo poco novedoso, las cuatro cuartas partes de la gente no ve ni jota en lo que les muestra” Marcel Proust. Imagen: Marcel Proust en 1910 por Hulton Archive. 
Lucien Jerphagnon es doctor en Filosofía y Psicología, profesor emérito en varias universidades francesas y helenista de fama internacional. Todo apunta a que no es estúpido. Sin embargo es autor de ¿La estupidez? Veintiocho siglos hablando de ella una hilarante recopilación de los pensamientos que filósofos, escritores, poetas –que tenemos razones para creer que tampoco eran estúpidos– han dedicado a la estupidez.

La estupidez es una musa bastante insólita para los grandes intelectuales, sin embargo no ha dejado de inspirarles durante los últimos veintiocho siglos. En el prólogo, Jerphagnon explica que consultando los textos de las bibliotecas por otros asuntos, descubrió en ellos unasorprendente recurrencia de la estupidez. De allí, la idea de este florilegio de cuya lectura se pueden sacar algunas conclusiones.


Los estúpidos son mayoría

“En efecto, la de los imbéciles es una familia muy numerosa”. Es lo que Platón hace decir a Simónides en el ProtágorasSan Agustín tampoco se corta: los imbéciles / idiotas / lerdos constituyen la absoluta mayoría de los hombres. Con él coinciden Descartes según el cual “pocas veces tenemos ocasión de tratar con personas completamente razonables”, mientras Marcel Proust matiza: “cada vez que alguien mira las cosas de un modo poco novedoso, las cuatro cuartas partes de la gente no ve ni jota en lo que les muestra”.


La estupidez es democrática
A pesar de que muchas de las máximas sobre la estupidez revelen cierto esnobismo hacia los que cuentan con escasos recursos económicos y culturales, destaca Lucien Jerphagnon, en realidad, si se busca bien, también hay algunas dedicadas a los ricachones, los nobles, los políticos y hasta los intelectuales.

Esto es lo que dice Descartes de nada menos que Santo Tomás: “quería que todos los ángeles fueran de diferentes especies, así que describió las particularidades de cada uno como si hubiera vivido entre ellos, lo cual le valió el nombre y la gloria de doctor Angélico; pero, aunque tal vez no se haya esforzado tanto en ninguna otra parte, tampoco en ninguna otra parte resulta más inepto”. Mientras para Valery Larbaud lo más terrible de la imbecilidad es que puede parecerse a la más profunda sabiduría.


La opinión es una estupidez
O, dicho de otra forma, la sabiduría popular tienen muy poco de sabiduría, más bien es el fruto de una repetición de algo que no siempre tiene su origen en la inteligencia. Esto es lo que escribe Miguel de Unamuno en Vida de Don Quijote y Sancho: “las cosas son cuanto más verdades cuanto más creídas y no es la inteligencia, sino la voluntad, la que las impone”.


La estupidez es universalPara San Agustín la estupidez es consecuencia del pecado de Adán y para Henry de Montherlant también. ¿Podemos entonces deducir que cualquier hombre y cualquier mujer es estúpido, por lo menos en potencia? Si es así, ¿cómo se reconoce un estúpido? ¿quién es exactamente un estúpido?

El estúpido es sobre todo un pesado que no piensa en lo que dicen, no detecta las a veces sutiles diferencias entre las cosas, está satisfecho consigo mismo y finalmente es pretencioso, presuntuoso y vanidoso. “Todavía no he descubierto nada mejor que la idiotez para creerse inteligente” escribe Amélie Nothomb en Metafísica de los tubos.


La estupidez no se refleja en el espejoPero sobre todo el estúpido es alguien que ignora su condición y que considera estúpidos a los que dicen o hacen algo que no le complace. Estando así las cosas, ¿es posible que seamos estúpidos y no lo sepamos? “Qué mezquinos esos enanos que practican lapolítica y que se creen filósofos…¡Qué mocosos!” escribía Marco Aurelio en susPensamientos. Ahora, lejos de tildar a Marco Aurelio de estúpido, ¿acaso no era él un político y un filósofo?


Puedes leer aquí los primeros capítulos de ¿La Estupidez? Veintiocho siglos hablando de ella de Lucien Jerphagnon.
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