ANTONIO ALEMANY: "La manifestación organizada por el CB ha sido un éxito histórico en la medida que jamás se había producido una manifestación de este calibre y participación. Pero, sobre todo, la Manifestación ha sido una soberbia lección de civismo educado a un catalanismo insultante y agresivo."
La manifestación organizada por el Círculo Balear ha sido un éxito, un éxito histórico en la medida que jamás se había producido una manifestación de este calibre y participación en defensa de las libertades lingüísticas. Pero, sobre todo, la Manifestación ha sido una soberbia lección de civismo educado a un catalanismo insultante, gritón y agresivo.
Desde que se anunció la convocatoria de esta manifestación el acoso del catalanismo a través de sus habituales medios de comunicación ha sido, sencillamente, brutal, con descalificaciones personales, insultos a los organizadores y supporters y, como culminación de toda esta batería de despropósitos, amenazas de muerte al estilo ETA contra la cabeza visible del Círculo Balear. La línea argumental de la descalificación se basaba, a falta de mejores argumentos, en un juicio de intenciones- “estas gentes quieren cargarse del catalán”, decían- o, como suele ser habitual en el fascismo catalanista, en las descalificaciones e insultoscomo forma de, desacreditando a las personas, desacreditar el mensaje.
El Círculo Balear pudo entrar en este juego y ejercer un legítimo ius retorquendi que desenmascarara tanta miseria moral y política. Inteligentemente, no lo hizo y prosiguió su campaña impasible en defensa de la libertad lingüística, del catalán y del castellano que son las dos lenguas cooficiales de esta autonomía. El nerviosismo del catalanismo no hizo sino crecer hasta alcanzar grados de histeria. Por una razón fundamental: al plantear la cuestión en términos de libertades ostentosamente conculcadas y no en el tradicional debate que si gat o moix, got o tassó, situaba al catalanismo en una difícil tesitura argumental. El principal éxito del Círculo Balear ha sido que ha ganado la “batalla de las ideas”, acreditando una superioridad moral inatacable y conectando con el sentir de la mayoría de la población balear, tal y como acreditan, una y otra vez, todas las encuestas. En el fondo el éxito de la manifestación es la consecuencia lógica de un planteamiento ideológico tan razonable como inteligente.
Yo no se si los catalanistas son conscientes de que están transmitiendo una imagen muy negativa por agresiva, totalitaria y coartadora de las libertades. Encerrados en su torre de marfil se autoalimentan morbosamente en espacios cerrados como la prensa de Serra y propenden a realidades virtuales que nada tienen que ver con la cruda y pura realidad de la calle. Ellos verán lo que hacen. Lo cierto es que esta lección de civismo y moderación que ha acreditado la manifestación patentiza, más aún si cabe, la vertiente más fea, hosca y desagradable del catalanismo.
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