jueves, 23 de febrero de 2012

Nueva revolución roja en contra de la derecha


  • EXCLUSIVA: EL ATESTADO REVELA LA VIOLENCIA FÍSICA DE LOS MANIFESTANTES

    "Qué vergüenza ser policías, hijos de p..., asesinos, maderos de mierda"

    23 FEB 2012 | Roberto R. Ballesteros.
    Los agentes fueron agredidos con patadas, botellazos, puñetazos y mordiscos. El PSOE sale en defensa de los radicales: “No son los enemigos, son nuestros hijos”.
    "No dejaremos las calles hasta que dimita"
  • Los manifestantes que durante estos días han ocupado las calles valencianas no han sido precisamente pacíficos. Así se desprende del atestado entregado por la Unidad de Intervención Policial (UIP) al juzgado de guardia el pasado 20 de febrero, al que ha tenido acceso LA GACETA.
    El escrito relata pormenorizadamente las continuas acciones violentas y altercados callejeros que los manifestantes perpetraron antes de la intervención de los funcionarios. Narra una por una las causas que llevaron a la detención de los 19 mayores de edad y seis menores que agitaron las protestas en sus primeros momentos, el pasado 20 de febrero, siempre después de la sentada protagonizada por los alumnos del instituto Lluís Vives.
    En concreto, el atestado explica que, tras el anuncio de una concentración en las inmediaciones del instituto –donde días antes se iniciaron las protestas–, la Policía organizó un “dispositivo de prevención del orden público”. A las 14.20 horas –relata el escrito– había unas 120 personas en la zona. Un cuarto de hora después, la cifra superaba las quinientas.
    El texto detalla cómo los alborotadores se fueron acercando con decisión al cordón policial. “El grupo de cabeza”, explica el informe, era “numeroso” y sus integrantes portaban “pasamontañas y capuchas”. Algunos de ellos, continúa, empuñaban “objetos contundentes”, entre los que destacan palos y botellas.
    Tras situarse frente a la línea policial, varios mandos se acercan a los portadores de una de las pancartas e intentan establecer un diálogo sosegado con ese primer grupo de manifestantes. Sin embargo, como detalla el documento entregado al juez, “en ningún momento se logra un canal de comunicación” con ellos, que “rechazan” cualquier tipo de conversación civilizada. En lugar de ello, los manifestantes “comienzan a proferir gritos” como “qué vergüenza ser policía, hijos de puta, asesinos”. Al mismo tiempo, empiezan a cortar el tráfico de varias calles.
    Los agentes piden la identificación a varios de los asistentes, que “hacen caso omiso a las indicaciones” y se lanzan hacia “el cordón policial sobrepasándolo con violencia”, llegando incluso a “empujar a los funcionarios” y “lanzarles botellas”. Tras rebasar el cordón, los agentes se repliegan y vuelven a montar otra línea en una calle cercana con el fin de evitar que los jóvenes sigan cortando el tráfico. Avisan varias veces a través de megáfonos de que los concentrados deben “deponer su actitud”. Al continuar con la misma disposición, los policías de las UIP comienzan las detenciones.
    El atestado detalla la razón que lleva al arresto de cada alborotador. Entre los argumentos que arrojan los agentes está que “propinan varias patadas a un policía”, que “golpean con una botella en la mano” a uno de los funcionarios, que pegan “con una mochila”, que dan “una patada en el pecho” a un agente, “puñetazos”, “mordiscos” o “empujones”.
    Según el informe elaborado por los mandos de la unidad de antidisturbios, tras este enfrentamiento los manifestantes se dispersaron y comenzaron a “volcar” y “quemar contenedores” en diversas calles, “en medio de las calzadas”.
    Al tiempo que se llevaba a cabo esta pelea callejera, continúa el mismo documento, muchos de los manifestantes se encaraban a los policías y les gritaban frases como “madero de mierda”, “hijos de puta”, “perros fascistas” o “asesinos”.
    El atestado también destaca que “todas las acciones” de “alteración del orden público” que se produjeron durante esa jornada estaban “relativamente organizadas”, ya que se iban ejecutando al mismo tiempo en distintos puntos de la ciudad.
    Algunos sindicatos policiales se han atrevido a ir más allá y apuntan que, detrás de los altercados, había grupos de extrema izquierda “infiltrados” que no tenían nada que ver con los alumnos del instituto donde surgió la polémica. El Sindicato Profesional de Policía (SPP), en concreto, apunta que la mayor parte de los detenidos pertenecen a colectivos radicales como okupas, red skins o sharp. El SPP también pidió que la Fiscalía tomara partido e investigara al presidente de la Federación Valenciana de Estudiantes, quien ante los medios de comunicación había llamado previamente a “incendiar las calles”.
    Durante estos días, todos los sindicatos policiales han defendido la actuación de los miembros de la UIP, que han calificado de impecable. Tanto el Sindicato Unificado de Policía (SUP) como la Confederación Española de Policía (CEP) o la Unión Federal de Policía (UFP) respaldan a sus compañeros y critican a los manifestantes. SUP y CEP, además, arremetieron contra el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, por considerar que no había sido suficientemente contundente en su defensa de los policías. En una entrevista radiofónica, Fernández Díaz aseguró que había habido “excesos”, aunque luego rectificó y dijo que se refería a “excesos” de los manifestantes.
    “Hay que derribar el capitalismo”
    El Sindicato de Estudiantes está aprovechando su presencia en la feria de estudios superiores AULA para repartir panfletos revolucionarios. A raíz de los disturbios provocados por los ultraizquierdistas en Valencia, animan a celebrar el próximo 29 de febrero una “jornada de lucha estudiantil en todo el Estado”. Esta asociación justifica su presencia en Aula con el argumento de dar a conocer “en detalle sus derechos como estudiantes”. Sin embargo, LA GACETA ha comprobado que el ‘stand’ lo utilizan tanto para vender libros marxistas como para ofrecer su manifiesto, en el que anhelan “derribar el capitalismo”, o repartir folletos en “solidaridad con los compañeros en Valencia”.

    Vía La Gaceta

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