El fascismo, el comunismo o cualquier otro sistema totalitario pueden ser cogidos a beneficio de inventario. Quiérese decir: no hace falta un Hitler, un Mussolini o un Stalin -y los respectivos regímenes que impulsaron y dirigieron- para que el totalitarismo en cualquiera de sus proyecciones haga acto de presencia en una sociedad determinada. Basta que se produzca una absolutización de cualquiera de las categorías medulares del fascismo -identidad, nación, estado, territorio o lengua- para que suenen las alarmas y nos encontremos ante un desagradable e inquietante proceso de fascistización, incluso en un régimen democrático.
Es lo que ha ocurrido en Balears con el PP -de forma suave y vergonzante- y con el PSOE de forma opresiva y radical. Y es que el problema no surge de grupos minoritarios nacionalistas fuertemente fascistizados, sino cuando, por razones coyunturales de estrategia política o de pactos de gobierno, estos dos partidos de notable implantación y de ámbito nacional asumen la radicalización de las minorías fascistizadas, quebrando gravemente el principio de representación que está en la base de toda democracia y provocando una situación intolerable que genera altas cotas de irritabilidad social ante la flagrante conculcación de derechos y libertades fundamentales. (Leer más...)
* Los miembros del Grupo Ramon Llull son Joan Font Rosselló, Miguel Nigorra, Antonio Alemany, Sebastián Urbina, Sebastián Jaume, Rafael Gil-Mendoza y Román Piña Homs.
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domingo, 29 de marzo de 2009
El intolerable fascismo lingüístico que nos invade
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