Nunca es tarde para empezar a cuidarse. Si bien, resulta cierto que cuanto antes, mejor. Pero, suele suceder que las personas sólo toman conciencia del paso del tiempo en la mitad de su vida, hacia los 40, cuando empiezan a «sentirse mayores». Así lo afirmaban recientemente en el X Congreso de la Sociedad de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (Semal), donde además se dieron pequeñas pinceladas de cómo conseguir ocho años de vida extra. La «receta mágica» parece sencilla: una buena dieta, sana y equlibrada, y ejercicio físico rutinario. Pero, ¿debería ser la misma para todos? La respuesta de los expertos es contundente: no. Para poder aplicar esta fórmula, que ha permitido a algunas razas y tribus distinguirse como centenarios, hay que emplear los avances de la Medicina, algunos todavía en fase de estudio, pero con resultados esperanzadores.
¿nuevas herramientas?
Esta semana publica «Nature» uno de los últimos trabajos sobre cómo borrar a través de los genes el rastro de los años. De momento, el equipo de la Clínica Mayo de Rochester (EE UU) lo ha logrado sólo en ratones de forma controlada en el laboratorio, pero ha conseguido que éstos recuperen una movilidad y una agilidad muscular propia de una edad más joven. Para ello ha diseñado un compuesto que actúa sobre la senescencia celular –destinada a frenar las disfunciones metabólicas– enfocado en el biomarcador del envejecimiento denominado p16Ink4a.
Con esto, el equipo de Darren J. Baker sostiene que podría intervenir en el organismo humano no sólo para vivir más sino con más salud. Hay que tener en cuenta además que, como este trabajo, hay muchos que comparten la misma meta. Basta con mencionar unas investigaciones recientes que cuestionan lo que se había establecido como un camino seguro contra los efectos de la edad: las sirtuinas.
Hasta ahora se creía, y algunos así lo sostienen todavía, que estas proteínas contenían la llave de la eterna juventud. Esto se debía a que cuando había una superprodución en el organismo de esta proteína era capaz de extender la vida hasta un 50 por ciento. Sin embargo, en un trabajo reciente del «Nature», expertos del University College de Londres concluían que no existía una conexión directa entre las sirtuinas con la ampliación de vida de los organismos.
A lo largo del camino en la búsqueda de este «Santo Grial» se cruzan investigaciones que emplean las células madre o, incluso, que proceden de trabajos que intentan desvelar el origen de las células tumorales. Sobre este último enfoque, María Blasco, investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), explicó durante su intervención en el congreso que la clave del conocimiento se halla en saber qué personas tienen los telómeros –enzimas de la juventud celular– más cortos de lo habitual, algo que aceleraría el envejecimiento.
Conocer bien este proceso de antemano serviría para intervenir en él y frenar de algún modo el «temido paso del tiempo». De momento, el equipo de Blasco trabaja en el diseño en laboratorio de un test que permita medir la longitud de los telómeros y conocer quién está programado para envejecer antes, un paso clave para detener el reloj biológico.
Por otro lado, las famosas células madre también tienen un rol destacado en este campo. Antonio Ayala, miembro del comité científico de Semal y catedrático de de Bioquímica Biología Molecular de la Universidad de Sevilla, asegura que «tienen un futuro muy prometedor en el campo de la medicina regenerativa, sobre todo cuando se aplican en zonas dañadas, como las que quedan tras una isquemia.
De momento, los resultados sólo se han mostrado en estudios de laboratorio y queda un largo camino para certificar una utilidad cien por cien segura en humanos». Destaca, en este sentido, el uso de las células extraídas de las intervenciones estéticas como las liposucciones –de la grasa de la propia paciente–, «en las investigaciones actuales vemos cómo responden las células independientemente de la edad de la paciente de la que se extrae y observamos cómo se comportan. Ello permite controlar cómo deberíamos emplearlas para elevar su eficiencia», añade Ayala.
El boom de los test
Lo más accesible en día son los test genéticos y todo aquello que pueden desvelar de cada individuo. José Ignacio Lao, director médico de la Unidad de Medicina Genómica del Instituto Javier de Benito en USP-Instituto Universitario Dexeus de Barcelona, ha adelantado que la genética está revolucionando los pilares de la salud –la alimentación, el deporte y los tratamientos farmacológicos–, por lo que pronto se podrá vivir por más tiempo y mucho más sanos. El uso rutinario de este tipo de herramientas será la base de la medicina del futuro, porque permitirán un conocimiento de la individualidad de cada persona para definir pautas personalizadas de actuación que permitan prevenir y tratar enfermedades manera precoz y objetiva. Aunque no han estimado el número exacto, José Serres, presidente de la Semal, apunta a que estos test se han disparado en los últimos años.
Michael Klentze, director del Instituto que lleva su nombre y autor internacional en campos de Medicina Preventiva, Regenerativa, Antiaging y Personalizada, asegura que «en la práctica clínica la utilidad de este tipo de test está asegurada, ya que someter a los pacientes a este estudio asegura un mayor conocimiento de los mismos y nosotros, los médicos, estaríamos más preparados para hacer frente a la corrección de las enfermedades de riesgo o predisposiciones de cada individuo analizado».
Dentro de su consulta se realiza de forma rutinaria este tipo de análisis y ello le ayuda a determinar por ejemplo, la dieta, el ejercicio y hasta la personalización de los suplementos vitamínicos. «He elaborado un proyecto en el que diseñamos los complementos, que normalmente se preparan de forma estándar para todos igual y se encuentran en las farmacias, para cada paciente. No todos necesitan las mismas cantidades de vitaminas ni todas ellas, como se incluyen normalmente, y entonces, tras observar la analítica, elaboramos pastillas con los aditivos que cada uno exige», añade Klentze.
Con el ejercicio físico, como apunta Lao, pasa igual. Pese a ser una de las pautas más recomendadas en la medicina antienvejecimiento, se ha comprobado que no todos responden igual a determinadas actividades. De este modo, existen algunos ejercicios que pueden, incluso, llegar a desencadenar, peligrosos eventos para alguien que tiene un riesgo cardiovascular. «Así evitamos que los pacientes desarrollen enfermedades y las controlamos mejor. Si bien es cierto, que, tras la organización de las rutinas dietéticas y de actividades físicas, al año sólo un 10 por ciento de los mismos siguen con el programa», subraya Julián Bayón, presidente del Comité organizador del congreso de la Semal. Además, Bayón coincide con Klentze y otros expertos reunidos en el evento que todo empieza en el vientre materno, donde la mujer debe poner todos sus recursos para cuidar al embrión. «Con el embarazo de nuestra madre, que debe llevar una vida sana y, que continua después en la infancia y a lo largo de la vida de cada uno», apunta Bayón.
Muchas otras teorías
Al mismo tiempo, el catedrático de la Universidad de Sevilla subraya que «hoy por hoy no existe una teoría única sobre el antienvejecimiento, por lo que no hay una única fórmula que lo frene. Sí tenemos claro que el organismo se oxida y que hay fuentes exógenas que aceleran este proceso, como la exposición solar, el tabaco, los alimentos precocinados, la contaminación... Evitarlos es clave. Mientras, nosotros intentamos averiguar por qué hay organismos que se oxidan antes y otros no». Por ello, lamenta que haya seudoprofesionales que se aprovechen de la necesidad de la gente y «prometan alegremente y sin base científica la eterna juventud a través de suplementos que dicen contener sustancias que retrasan el proceso».
En este sentido, el presidente del comité científico y catedrático de la Universidad de Granada, Manuel Castillo, agrega que «sí que es cierto que los polifenoles contenidos en el vino, la cerveza o la sidra sirven para defender al organismo del paso del tiempo “en cierta medida”, pero sobre todo reportan beneficios saludables». Además, Ayala avala a la melatonina como una sustancia presente en los tratamientos antiaging, que «ayuda a regular los ritmos circadianos de los pacientes, por ende, a regular su descanso».
Rejuvenecer por dentro es el secreto, pero para ello de momento sólo podemos hacerlo por partes. ¿Cómo? José Sabán, de la clínica Grupo Dermatología Pedro Jaén de Madrid, como expuso en el congreso, cree que es posible tonificar las arterias y mejorar el lecho vascular para enlentecer el envejecimiento de otros órganos y tejidos. La idea parte de la base «de que podemos actuar a diferentes niveles: rehabilitar el endotelio, fortalecer la pared vascular, combatir los mecanismos patogénicos implicados en la senescencia vascular, y recurrir a la terapia génica», apunta Sabán.
(Diario La Razón)
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